ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN

DEL BOSQUE AUTÓCTONO EN VALLADOLID

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miércoles, 29 de septiembre de 2021

La grafiosis del olmo

Ulmus minor en el pueblo de Guadarrama en 2011. Foto: David Arribas.

 

El género Ulmus cuenta en la península ibérica con tres especies autóctonas Ulmus minor, U. glabra, U. laevis y una exótica, U. pumila, con un moderado grado de asilvestramiento. Son árboles caducifolios que alcanzan entre los 15 y 20 metros de altura y que, según especies o individuos, pueden llegar a los 2 metros de diámetro.

El olmo negrillo (Ulmus minor) es el más común. De los tres autóctonos es el que alcanza las mayores alturas y los fustes más gruesos. Es una especie hidrófila que puede habitar en diferentes localizaciones siempre que el suelo mantenga la necesaria humedad durante el periodo estival o las temporadas de sequía en el suelo sean breves. Presenta una relativa tolerancia a los fríos invernales y a las altas temperaturas estivales, en un orden semejante a las que soporta la encina. Es propia de las vegas y márgenes de cauces donde ocupaba la banda exterior de los bosques de ribera, la de transición a la vegetación climatófila más seca.

Sus terrenos naturales, especialmente las vegas, fueron progresivamente transformados para el cultivo agrícola desde el comienzo del Neolítico. La magnitud de la transformación de su hábitat natural fue tal que han quedado pocos restos naturales. En la actualidad donde más abunda es en las cuencas del Duero, Tajo, cabecera de la cuenca del Guadiana, Guadalquivir, Ebro y las restantes grandes cuencas mediterráneas.

Su madera se ha empleado para la producción de diversas piezas (ejes de carros, utensilios de cocina, construcción naval, etc.), como tutor de vides, como productor de ramón para el ganado y con fines ornamentales.

Hoy la presencia de olmos negrillos adultos es escasa y solo los encontramos como grupos de renuevos parcialmente resecos debido a la pandemia de grafiosis que acabó a partir de los años 70 con la inmensa mayoría de olmedas de la península, Europa y Norteamérica.

 

Rebrotes de olmo secos por el ataque de la enfermedad. Un detalle que permite confirmar la muerte por grafiosis es que las puntas de las ramas secas se curvan hacia el interior de la copa, dándole un aspecto de pincel. Ribera del río Pisuerga a su paso por Valladolid.


La grafiosis

La grafiosis del olmo es una pandemia que llegó a la península a mediados de la década de los años 30 (aunque hay evidencias de pandemias previas al siglo XX), y cuyo patógeno responsable es el hongo vascular Ophiostoma ulmi. La enfermedad fue reconocida por primera vez en España hacia el año 1932 por el patólogo forestal Benito Martínez. Esta primera pandemia de O. ulmi causó una pérdida estimada entre el 10 y 40 % de los olmos, provocando la selección natural de individuos resistentes. A este hongo se le conoce como especie no agresiva de la grafiosis. A principios de los 70 sobrevino una nueva especie de mayor virulencia denominada Ophiostoma novo-ulmi. A esta nueva especie causante de la segunda pandemia y que provocó la práctica desaparición de los olmos adultos en toda España, se le conoce como especie agresiva.

Ambas especies bloquean el movimiento de la savia por los vasos del árbol, lo que provoca un fuerte marchitamiento foliar, su defoliación, y la muerte posterior. La mayor diferencia entre la especie no agresiva y la agresiva es que esta última produce una sustancia que es tóxica para el árbol (CU o ceratoulmina). Con el ataque del hongo no agresivo al árbol le daba tiempo a la sectorización del tronco, es decir a la tabicación longitudinal del tejido conductor aislando la parte invadida del resto sano, teniendo como consecuendia la pérdida de ramas o partes de la copa pero no muriendo el árbol. Sin embargo la sustancia tóxica de la especie agresiva envenena al árbol antes de que tenga tiempo de sectorizar y la consecuencia es una muerte bastante rápida.


Fotografía realizada mediante un microscopio electrónico de barrido mostrando hifas del hongo patógeno de la grafiosis (Ophiostoma novo-ulmi) colonizando un elemento vascular de la madera temprana de un olmo. Durante el proceso de colonización del xilema, el hongo causa la cavitación de los elementos conductores, ocasionando un déficit hídrico al árbol. Foto: Luis García Esteban. (Fuente: Página web del Proyecto Life+ Olmos Vivos, https://www.olmosvivos.es/la-enfermedad/el-hongo/)

 

La transmisión de la grafiosis se produce fundamentalmente por el transporte de trozas infectadas (así es como seguramente la enfermedad llegó a Europa desde Asia, a América desde Europa y de vuelta a Europa desde América en la variante más agresiva) y el vuelo de coleópteros pertenecientes a la familia de los escolítidos.

La enfermedad la transmiten fundamentalmente tres especies de escolítidos (Scolytus multistriatus, S. scolytus y S. kirschii) de las siete presentes en la península ibérica, que portan consigo las esporas de los hongos y las introducen en el árbol durante su puesta y alimentación.

Los escolítidos, también conocidos como barrenillos de los olmos, siempre coexistieron en equilibrio con los olmos. La aparición del hongo estableció una nueva combinación insecto-patógeno que, junto con la acción globalizadora del hombre, ha supuesto la extensión de la enfermedad por todo el planeta.

 

Scolytus scolytus. (Foto: U.Schmidt, 24.VI.1978 ). (Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Scolytus_scolytus).


Los escolítidos colonizan el floema (tejido conductor por donde circulan los nutrientes) de olmos normalmente debilitados, invernando como larvas en sus galerías. En primavera, se transforman en adultos que salen al exterior. Si el olmo estaba infectado por la grafiosis, esos insectos serán portadores en su cuerpo de las esporas del patógeno, ya que el hongo fructifica en el interior de las galerías que hacen los barrenillos. Los insectos adultos buscan árboles apropiados para su reproducción, deteniéndose en las copas de los olmos sanos para alimentarse. De esta manera, a través de las heridas de alimentación que producen, las esporas encuentran un lugar donde germinar y crecer hacia el sistema vascular del árbol. Al expandirse por el xilema (tejido conductor por donde circulan agua y minerales disueltos) del árbol, produce la embolia de los conductos.

 

S. scolytus realizando una mordedura de alimentación en la horcadura de una ramilla. (Foto: J. Pajares). (Fuente: “Los olmos ibéricos. Conservación y mejora frente a la grafiosis”).


Al infectarse olmos sanos mediante las mordeduras de alimentación de los escolítidos portadores de las esporas del hongo, la enfermedad se extiende por el olmo, debilitándolo. Los olmos débiles por estar enfermos o en fase de senescencia son el lugar elegido por los escolítidos para reproducirse. Para ello realizan galerías longitudinales a lo largo del floema donde realizan las puestas de los huevos. Las larvas, al emerger, se alimentan de las células del floema avanzando perpendicularmente a partir de la galería inicial, estableciendo el característico patrón “gráfico” que dio nombre en origen a la enfermedad. Al transformarse las larvas en adultos y emerger estos en primavera, inician de nuevo el ciclo de la enfermedad si el olmo está infectado con el hongo.

 

Galería materna de S. kirschii. (Foto: J. Pajares). (Fuente: “Los olmos ibéricos. Conservación y mejora frente a la grafiosis”).

Sistema de galerías larvarias de escolítido. (Foto: Barron, George). (Fuente: https://atrium.lib.uoguelph.ca/xmlui/handle/10214/5835).

 

La dependencia de los escolítidos de olmos viejos y debilitados para su reproducción limitaba su número, al ser estos olmos débiles relativamente escasos y dispersos antes de la aparición de la enfermedad. Con la aparición de la enfermedad el número de olmos debilitados fue en aumento y por tanto las posibilidades de reproducción de los escolítidos también, lo que produjo una explosión de su población. Por esta razón la enfermedad se expandió de forma tan rápida y devastadora para las olmedas de la península ibérica y del norte de América.

 

Ciclo de infección de la grafiosis. (Fuente: “Los olmos ibéricos. Conservación y mejora frente a la grafiosis”. Adaptación: ARBA-Va).

 

Programa para la Conservación de los Olmos

El programa español para estudiar y frenar la enfermedad se impulsó en 1986 desde el antiguo ICONA (hoy dentro de la Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes (Universidad Politécnica de Madrid). Los primeros pasos fueron el estudio de la enfermedad, las condiciones particulares de la península y los agentes implicados (los olmos hospedantes, el hongo patógeno y los escolítidos vectores).

Los estudios evidenciaron que no se podía acabar con el hongo de manera efectiva ni luchar contra el escolítido de forma segura, por lo que el programa dirigió su atención al estudio de aquellos olmos que no se veían afectados por la grafiosis.

La única vía que hasta ahora se ha demostrado efectiva en la lucha contra la grafiosis pasa por localizar los genotipos resistentes (aquellos olmos que se muestran resistentes o tolerantes a la enfermedad), por lo tanto uno de los objetivos principales del programa es conocer la diversidad de los olmos en España. A partir de ello será posible identificar los recursos genéticos que se deben conservar y utilizar en cruzamientos para generar nuevos individuos resistentes y permitir la reintroducción del olmo con garantías de éxito.

Entre los resultados del Programa español  para la Conservación de los Olmos, están el haber logrado clones tolerantes a la grafiosis a partir de olmos autóctonos resistentes de manera natural.

El reconocimiento al logro de estos clones ha sido su reciente inclusión en el Registro Nacional de Materiales de Base, lo que permite que puedan ser utilizados como material forestal en la repoblación de riberas, sotos y llanuras de encharcamiento transitorio.

Ver texto completo en: https://www.olmosvivos.es/el-proyecto/antecedentes/


Estaquillas de olmo en un medio inerte para su enraizamiento y posterior traslado a contenedor. Foto tomada durante la visita que hicimos ARBA-Va al Centro Nacional de Recursos Genéticos Forestales de Valsaín en mayo de 2021. En este centro se mantienen los 5 clones ibéricos resistentes de Ulmus minor de los que se obtiene el material de reproducción, además de un banco genético de olmos procedentes de localizaciones de toda Europa.

Proyecto "Ulmus minor"

Panorámica de la zona de plantación del Proyecto Ulmus minor en Aguilar de Campos.

Dentro del proyecto "Módulos de regeneración forestal" que ARBA-Va está desarrollando en una parcela cedida por la Junta de Castilla y León en el término de Aguilar de Campos, hemos creado el Proyecto Ulmus minor con el que pretendemos crear una isla forestal de Ulmus minor tolerantes a la grafiosis en la ubicación más adecuada dentro de la parcela experimental.

Más información: Proyecto "Ulmus minor"

 

Plantación de olmos resistentes organizada por ACENVA dentro del Proyecto de Reserva Biológica Urbana “El Tomillo" el 16/01/2022.


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