ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN

DEL BOSQUE AUTÓCTONO EN VALLADOLID

www.arba-s.org

arbav@arba-s.org

MARTES de 19:30 a 21:30 h. en el vivero:

Facultad de Medicina, entrada por c/ Real de Burgos s/n (frente a la residencia Alfonso VIII)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¡En Palazuelo de Vedija, por fin!

La planta de la parcela de Inea. Hay que sacarla toda y aprovechar la plantación de mañana sábado para usarla. La parcela está tan alborotada de hierbas altas espontáneas que cuesta distinguir las estaquillas de Salix y Populus que han prosperado. La vecina del huertito de al lado, una mujer mayor y de gruesa fortaleza física me ve llegar con la alegría de quien piensa tener alguien para conversar y no me apetece mucho, la verdad, pero hay que ceder a la cortesía por lo menos ya que vivimos en sociedad. Y así, a pesar de lo taciturno que intento permanecer me cuenta de su vida e incluso alegre de tener un escuchante, me ofrece repollos o escarolas y lechugas de hoja rizada. Parte de su vida y opiniones sobre la alegría que es tener un huerto desfilan por mis oídos. También asegura que está contenta de ver a alguien de ARBA VA por aca y que hace mucho que no iba nadie aunque un hombre que había venido la última vez era muy amable o muy majo --ya no me acuerdo del adjetivo exacto, dichosa memoria de feria-- Sin duda pienso que se refiere a JoseLuis, el visitante más asiduo y la buena y parlanchina mujer tiene razón. La parcelita nos pilla muy lejos, a trasmano y precisamente por ello vamos a abandonarla centrándonos en el vivero que ya nos da tajo de sobra. Entre su cháchara de esta tarde invernal voy sacando de la tierra las estaquillas que han enraizado y las acomodo en una bolsa de basura de tamaño industrial que el amable y práctico JoseLuis me ha pasado. A ver cuando me acuerdo de reproducir otra de sus practicidades, llevar siempre en el coche un cepillo de raíz para quitar el barro de las caminatas o excursiones por el campo.

Pues que pena que dejeis esto porque sois buena gente. En fin, a ver si el próximo vecino también lo es. Procuro no tomar descansos muy largos porque cada vez que me estiro alejándome del suelo continúa dándole a la húmeda y me parece un poco descortés volver a la faena porque parece como que no la escucho o que no me interesa lo que dice, algo que no anda muy desencaminado pero la luz se va y quedan palitroques con raíz y con pocas hojitas -- algunos, no todos -- que han de ser llevados inexorablemente mañana sábado 27 de noviembre de 2010 a Palazuelo de Vedija, el pueblo de Sergio que tan en serio y tan a pecho se toma esta plantación. Cerca se encuentra un cobertizo donde se guardan herramientas y maquinaria. Un señor mayor se acerca con un tractor dispuesto a cobijarlo en él pero se encuentra con un compañero o pariente más joven y lo deja con el motor en marcha mientras parlotean. El ruido y el tufo a gasoleo apestoso quemado por un motor de cuando España no tenía AVE ni autovías y la estrella del cine nacional era Paco Martínez Soria están asegurados gracias a la «generosidad» del abuelete. Cerca del crepúsculo oigo a alguien que se acerca silbando por el camino de esa manera ostentosa que busca advertir de la llegada a alguien conocido. Efectivamente, es Txomin y me alegra el atardecer, en esta hora en que ya no esperaba a nadie. Me ayuda a terminar con el currete, recogemos la pala y nos despedimos de la buena señora que se ha quitado prendas hasta quedar con los brazos al aire. A estas alturas ya casi somos colegas de huerto y Txomin y el menda bromeamos con ella sobre su «frescura» antes de despedirnos. A continuación nos dirigimos a un bar cercano y parlamos un ratillo aunque la parrafada prolongada tiene lugar cuando ya hemos salido del bar y me empiezo a pelar de frío al permanecer a la intemperie.

El sabado por la mañana ya hay dos personas esperando en el vivero, una de ellas Sergio, algo ansioso por que la plantación de hoy llegue a buen puerto. El año pasado en la fecha designada a su pueblo las inundaciones en la zona -- junto a una laguna estacional-- dieron al traste con el intento. Después llegan Dori y Pruden y lo de siempre, tras cargar, en marcha carretera de León adelante. Llegamos a Palazuelo puntuales y allí ya ha llegado una familia de los voluntarios de la caixa que nos apoyan en esta actividad. Esperamos un rato y se acercan los padres de Sergio y dos vecinos más. La aparición estelar corresponde al alcalde , todo un personaje con su mono de faena puesto bajo el que asoman unas botas puntiagudas de piel bicolor, negras y marrones cerca de la puntera donde presentan un adorno grabado en bajorrelieve. Una lástima que sus ocupaciones le impidan acompañarnos a la plantación porque esas botas prometían un rato ameno.
Nos vamos hacia la laguna. Los coches que traen los briks y la herramienta se quedan a cosa de doscientos metros orillados en un camino terrero en el que los charcos todavía muestran una corteza de hielo. Por suerte el Sol brilla sin obstáculos y no sopla ni el más ligero viento. Cruzamos cargados las tierras que lindan con el lugar de plantación y Sergio y Pruden dilucidan donde empezar a cavar. Tercia Álvaro que se ha acercado desde Moral de la Reina y al final nos dividimos temporalmente en muy lejos muy lejos y aquí al lado. En lo de cerca JoseLuis el excamionero (no el de ARBA VA de toda la vida) y yo nos quedamos solitos y al cabo de un rato echamos de menos al resto de la peña que ha ido llegando poco a poco y nos acercamos a su posición. Y así la actividad se hace más amena. Por allí hay media docena de niños que siempre alegran el ambiente. En esta ocasión disfrutan de este lugar novedoso explorándolo cuando ya no quieren plantar más. Entre todos somos más de una veintena de personas y entre sauces y rosales, saucos y algun aligustre se tiran fotos y más fotos ¡Cómo se nota que ya han pasado los tiempos del revelado químico! El campo ya ha recibido lo que hemos traído para esta zona bastante o demasiado poblada de chopos, aunque según nos dicen más tarde, algunos de ellos se han secado. Volvemos hacia la zona más cercana a la laguna y rematamos con saucos y otros arbustos. Sergio ha plantado algunos alisos cerca del agua pero alejados entre sí porque no quiere que se cierre la laguna para facilitar el acceso de la fauna terracampina.
Mientras devolvemos las azadas y palines al sueño del maletero podemos ver como una pareja se baja de un coche a lo lejos en el camino y llevando no se que extraño artefacto que comentan parece una sonda se encaminan a la laguna.

Los niños y sus padres todavía tienen energía y con la ilusión de aventureros en tierras desconocidas exploran los alrededores de la laguna y después vuelven andando por el camino prefiriendo el paseo a ir en coche. Solo acepta montar en la furgoneta un niño de cinco añines, Álvaro, que se suelta en seguida y nos empieza a contar como es el coche de su papá. Los niños son lo mejor del mundo, sobre todo si no son tuyos.

Por la carreterita estrecha que nos devuelve al pueblo podemos contemplar como vuelan perezosamente a baja altura una docena de milanos reales buscando manduca. Como la Naturaleza es sabia, seguimos tan sabio ejemplo y lo hacemos como corresponde a miembros de tan alta alcurnia en una sala del Palacio de los Cuadrilleros donde se ubica el ayuntamiento del pueblo. En la mesa de la sala abovedada se disponen unas sopas de ajo de temperatura y picor infernales servidas en cuencos de barro. Como no me gusta la sopa me toca el de tamaño familiar, logicamente. Unas tortillas de patata nos sonríen desde sus platos como buenas chinas y se ven flanqueadas por empanadillas contundentes y embutidos ya cortados y presentados en platos de plástico. Sea donde sea y como sea, lo único que cae por completo es el vino mientras sobra agua, comida y refrescos. La reunión se distiende y el efluvio alcohólico derrite el hielo facilitando el acercamiento y la conversación cruzada mientras los niños, por turnos, dan ruidosos cacharrazos con las piezas metálicas de un juego de la rana que se encuentra en la sala.
Cuando ya hemos tripeado casi todo lo que nos cabe aparece el alcalde que nos ha recibido a la vuelta de la laguna con un derrape de su mercedes y por supuesto sus botas de Texas, la estrella solitaria de la Unión. Ahora luce un chaleco salmón debajo del traje que ha debido emplear para representar al pueblo en ¿Intur, Fitur? una feria de turismo, llámese como se llame según comenta la madre de Sergio.

En el centro del atrio del palacio nos ha sorprendido un carro de madera de cuarenta o cincuenta años cubierto de toldo y con un curioso departamento inferior cerrado por barrotes para llevar tal vez animales pequeños de la granja al mercado y al revés. Los niños no se pueden resistir a semejante juguete y se suben a él, corretean a su alrededor, gritan, patalean, me pegan cuando entro en territorio enemigo, etc.

Saliendo del ayuntamiento, en la plaza, pasamos al lado de la estatua al marranero, homenaje figurado por un hombre bajito de bigote y boina liando un cigarrillo con las dos manos mientras sostiene bajo el brazo una especie de fusta para controlar que no se desmande el gorrino que le acompaña a su derecha.

La reunión continúa en un bar del mismo Palazuelo donde nos convida el voluntariado caixero a cafes o tes o lo que sea. Abarrotamos el bar mientras otro bar tiene espacio de sobra --las antiguas escuelas donde he entrado por error siguiendo el dictado de mi despiste--. En él solo se reúne en penumbra un pequeño grupo de jubilados a jugar la partida resaltados por rayos de Sol oblicuos que inciden desde una ventana sin los cuarterones cerrados a diferencia de las demás.
Los voluntarios se retiran cada uno a su olivo, a su quehacer o a seguir con el turismo y los padres de Sergio no nos dejan partir sin ver antes la casa familiar, de anchas paredes, con gloria encendida en el momento en que entramos muy bien cuidada y dispuesta. Sorprende la cantidad de habitaciones y la enormidad de objetos de uso cotidiano de antaño que decoran el interior y el amplio patio. Casi se puede decir que es un pequeño museo etnográfico con herramientas, tablas de lavar, llaves de la luz, grifos y un etcetera bien largo de objetos colgados en las paredes. En una pieza adyacente un pequeño taller mecánico se une junto a infinidad de trastos al vivero de Sergio plasmado en briks o vasitos de yogur perfectamente identificado sus contenidos con sendas etiquetas. En ello se deja ver el gusto familiar por el orden. A pesar de estar llena, la casa tiene espacio en todas sus habitaciones como resultado de una distribución eficaz del espacio. Amablemente quieren invitarnos a tomar algo tras mostrar toda la casa, pero la hora avanzada nos lleva a rehusar y emprendemos finalmente el camino de regreso a casa cuando la puesta de Sol ofrece un espectáculo del que nadie creo que llegue jamás a cansarse.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Plantando en el cerro del yeso

Álvaro, Aurora, Alberto. La a es la letra del comienzo, la primera del alfabeto y la que trae consigo la ilusión de los inicios. Todos ellos son niños y acuden al cerro de San Juanillo a plantar este domingo 22 de noviembre de 2010, una reunión que ya se ha consolidado en la trayectoria de Arba Va. Todo empieza con los niños, son el futuro y nuestra esperanza, la promesa de un porvenir diferente y mejor. Por eso alegra especialmente que haya venido más de una docena de ellos. La asistencia es muy buena y poblamos el cerro yesoso de Palencia, aunque se echa de menos alguna cara y alguna barba. Pero los organizadores de Palencia se lo han currado muy bien aprovechando para adelantar la celebración del día de los bosques autóctonos. No faltan los medios de comunicación regionales con alguna periodista algo reacia a acercarse al buen humor, supongo que por lo «inoportuno» de la hora y el día sumado a la dificultad de acceso hasta el lugar donde nos repartimos para em pezar a plantar. Y es que hay algún tramo de fuerte pendiente que dejar atras, pero si pueden unos niños pequeños, ¿cómo no vamos a ser capaces de superar esa pequeña dificultad unos mamíferos adultos con más o menos pelo repartido por el cuerpo?

Antes del salto a Palencia por la autovía el primer paso es la carga de planta y herramientas en el vivero. Llevaremos un maletero de furgoneta lleno de alveólos de encinas y Dorycnium y rosales en briks. Por su parte, Ecologistas en Acción de Palencia aportan rosales y Dorycnium en alveolos procedentes del vivero de Fuente Amarga. JoseLuis no permite el olvido y envía un mensaje para desear buena plantación y que no se nos pase llevarle unos libros a Soraya que aparece en el vivero y nos acompaña en el desplazamiento hasta la capital del Carrión. A buena hora, pero muy buena, es decir, tarde arrancamos tres coches pero sin completar, hoy somos menos pero estrenaremos esos palines de grato sonido metálico y nos vendrán muy bien en el yeso del cerro, muy blandito por las lluvias.
En la autovía nos desviamos hasta la estación de servicio para iniciados de Santovenia donde recogemos a Dori que sube al coche de Pruden. Es una de esas estaciones «con trampa» que no tienen acceso directo desde la autovía y has de saber por donde se puede entrar en ella porque si no vas listo. Además la señal anunciadora con la figura de un surtidor solo aparece en una rotonda después de la salida de la autovía así que supongo que no hará muchos clientes nuevos que no sean de la zona. En cualquier caso sigue funcionando gracias a la dependencia moderna de los vehículos a motor. Es la típica gasolinera que ves con cara de tonto como queda atrás cuando circulas por la autovía y el coche flojea de carburante, momentos antes de acordarte de los antepasados más cercanos de los responsables del disparate.

Antes de entrar en la ciudad, David llama por teléfono a Toño para pedirle por dónde se va, por suerte para nosotros, porque sin esas indicaciones somos incapaces de llegar. Año tras año, se repite la llamada que se ha convertido en una tradición más y es motivo de comentario jocoso cuando finalmente llegamos al punto de cita. Ya nos vale! Allí está el personal y nos demoramos saludando y echando un vistazo a los alveolos cargados en la furgoneta palentina. Finalmente, tomamos el camino hacia el cerro, unos andando, otros en coche cargado como nosotros. Al llegar al «campamento base» desde donde comenzamos la ascensión, aparcamos los coches bien orilladitos en el camino, descargamos toda la planta y la utillería y un montón de manos recogen palines, azadas o comparten una caja llena de briks cada uno con su planta acompañante. Los cherifs de Ecologistas en Acción de Palencia y los de Arba Va se ponen unos chalecos reflectantes, más molones los de Arba Va porque llevan la imagen del arbolito arbero bordada, más elegante, ¡donde va usted a parar! Con este chascarrillo devuelto por los palentinos aceptando que les bordemos sus chalecos subimos tranquilamente hasta la ladera donde se hará la faena. Allí un grupo se arremolina en torno a David que explica y a la vez muestra como se planta correctamente. Pruden toma el relevo minutos más tarde y continúan las explicaciones. Es una práctica muy adecuada porque todo tiene su ciencia por sencillo que parezca y ya se sabe que para aprender es imprescindible la humildad. La concurrencia se parte en dos sectores divididos por una pequeña muralla de pinos canijos que hay que atravesar para contactar entre nosotros. Esto tiene su guasa porque desde un lado no se ve a los que están en el otro y en un momento dado llegan los compases cantados a duo del Soy Minero que popularizara Antonio Molina sin llegar a sus agudos estratosféricos, eso sí. Es un detalle de buen humor que anima el cotarro.

Todo el mundo se pone a la tarea y es un disgusto pero las encinas salen fatal de los alveólos de plástico rígido, las condenadas. A pesar de intentar sacarlas con cuidado, mejor dicho, con mimo, la mayoría quedan practicamente a raíz desnuda. Se chapucea poniendo pegotes de la tierra alveolar que está muy húmeda y en un momento dado, a instancias de un hombre que se declara jardinero, les ponemos bolas grandes desa tierra a ver si pueden valer. Entre un sector y otro hay un tráfico bastante fluido de personas, protectores de malla o de tubo microperforado, alveolos, etc. porque Mr. Murphy decreta como es usual que si los Dorycnium hacen falta en el Este están en el Oeste o viceversa y así con todo lo demás.
Caramba, ahora que lo pienso, esta plantación se me ha hecho más larga que otras que se pasan a la voz de ya .Y ya caigo por qué ha sido: las puñeteras encinas que no hacían sino llorar por emanciparse de sus alveolitos. No preocuparse que los de Palencia os cuidarán muy bien: el próximo no será el primer verano que se cargan garrafas de agua en las mochilas y suben a las laderas del cerro para darles lo suyo a congéneres vuestras. Y este esfuerzo meritorio se nota. Comprobando dentro de los protectores de otros años las pequeñas encinitas con hojitas verdes el índice de supervivencia es altísimo. De la muestra de unas 18-20 solo dos tenías las hojas color marrón claro y nunca se sabe, a lo mejor rebrotan.

No se que habrá pasado con estos alveolos díscolos. ¿Habrá sido el exceso de humedad, el escaso desarrollo de raíces secundarias, su tierna edad de un añito, la dichosa mezcla que nos produce jaqueca...?

Es curioso como se disponen los grupos de plantadores. Los hay familiares, modelo padre e hijo o hijos; modelo la familia y uno más con los padres, los niños, el tío, el cuñado... Los hay de amistosos o conocidos e incluso hay un duo que canta la copla de Antonio Molina y pone color y extravagancia a la mañana. Le gustará el Soy Minero a la concejala de medio ambiente o del ramo que aseguran ha acudido y ha estado plantando y no posando para la foto como suelen los políticos. Aunque es un ciudad pequeña, no está mal como inicio, nada mal, encomiable. Mira que si los demás políticos se ponen a trabajar además de hacerse retratar...
También hay diferencias entre los niños. Algunos se cansan en seguida y en un plazo brevísimo tocan retirada a sus padres, otros plantan una encina y se van mientras algunos como Álvaro y Yoel, los hijos de Alberto vienen cada dos por tres, siempre juntos, a por más encinas y planta acompañante, callados y tímidos ante el extraño que reparte encinitas y al que apenas responden con monosílabos.

El transcurrir de la mañana es grato, no sopla un viento tan fuerte como otros años y además estamos en una zona resguardada del viento. La temperatura no es muy baja y se compensa con el calor del esfuerzo. Poco a poco la planta merma y cuando hemos plantado todo o casi todo y estamos con los últimos remates llegan algunos extemporáneos con el niño solicitando planta y herramienta. Pienso en los teatros, donde no te permiten la entrada después de cerrar las puertas. Aunque en el cerro no podemos cerrar nada excepto los ojos y es mala idea porque puedes meter la pierna en un agujero profundo o rodar ladera abajo.

Pruden no se resiste a compartir la última lección sobre el terreno --con su alma de educador unida al asombro o admiración que proporciona el conocimiento profundo de las estrategias de la Naturaleza-- y señala certeramente como unas pequeñas matas retienen sendos escalones de tierra en una pendiente pronunciada donde la erosión es muy intensa. Bajando tenemos una visión dominante de las chabolas en las que solo parecen moverse algunos perros, galgos de elegante figura y costillas demasiado marcadas. Rellenamos los vehículos con herramientas y restos el maletero y personas el habitáculo. Mientras otros vuelven andando, nos dirigimos hacia los antiguos depósitos de agua potable donde los compañeros de Palencia están dando vida a una plancha con panceta, churrasco, chorizos e incluso al final morcilla cortada en fichas cilíndricas. Los vegetarianos lo llevan crudo, pero la buena de Soraya se conocía el tema y ha traído su almuerzo. Mientras los mayores mastican y mueven la lengua en corrillos, los niños se lo pasan en grande saltando de una plataforma a poca altura al suelo, jugando entre ellos y corriendo hacia unos bancos corridos de obra que se encuentran a pocos metros flanqueados por columnas de ladrillos curvos pintados alternamente de blanco y azul.
Unas botellas que antes tenían vino ahora se amontonan en una caja de cartón, un claro símbolo del paso de la sed y del tiempo. El agua y los refrescos todavía sobreviven y como otros años, sigue sobrando comida. Mejor eso a que falte, ¿verdad?
El grupo que se arremolinaba en torno a la plancha comienza a clarear y contemplo curioso como una familia de cuatro, ma, pa y dos hijas se despiden y uno tras otro se montan en sus bicis y avanzan calle abajo.
Parece que ya nos vamos, pero no, la charla nunca acaba y el fresquito de la intemperie nos empuja con mucha parsimonia hacia un café cercano donde parece haber, al menos, un tercio de los plantadores más la familia que se añade a la reunión. El camarero pone cafes, infusiones y alguna cerveza con tanta rapidez que parece un émulo del Neo de Matrix cuando se dedica a bailar la danza de Siva para esquivar las balas que disparan los villanos de las gafas de Sol.
Sigue el parloteo y noto el cansancio y la protesta en forma de dolor de un riñón que masajea Dori. Mejor que no se enfríe el riñón que luego no hay quién lo caliente. Pero me ajunto con los niños, sobre todo con Adrián de tres añitos que se adhiere a mí y se queda dudoso cuando --la típica broma-- su padre le pregunta si quiere irse con nosotros a Pucela.
La tarde comienza a llamar a la noche ya no tan oscura como antes y los pucelanos nos despedimos antes de emmbutirnos en los carros y nos agradecen la presencia y el trabajo. Ha sido un placer presenciar el esfuerzo que se hace aquí por amor al arte y a la Naturaleza en este día de los bosques autóctonos. Un orgullo haber sido partícipes.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Noticia

San Juanillo 2010

Plantación en el cerro de San Juanillo (Palencia)

Plantación del 21 de noviembre de 2010.

Este año el " Día de los bosques autóctonos" se ha celebrado en el cerro de San Juanillo. Por tercer año consecutivo se ha plantado en este cerro yesífero de la capital palentina.

Hay que destacar la buena mano que tiene la gente de ecologistas en acción de Palencia en el mantenimiento de lo plantado en años anteriores. Los riegos veraniegos cada tres semanas está dando lustre a lo que se va plantando.


Participaron 82 personas de las cuales 15 eran niños.

Arboles y arbustos plantados:

- 156 Encinas

- 14 Dorycnium pentaphyllium en brick

- 67 Dorycnium pentaphyllium en bandeja forestal

- 21 Rosa sp en brick

- 45 Rosa sp en bandeja forestal




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viernes, 19 de noviembre de 2010

En Villalan con las plantas

Vuelve otra vez el familiar reeencuentro con el vivero de los días de fin de semana con plantación. El tiempo es malo, llovizna desde un cielo cerrado en gris sin aspecto de despejar y el ambiente es sombrío. Alrededor de la mesa solo se encuentran Esteban y Sergio alumbrados por un par de bombillas desnudas. Parece que el mundo se ha encogido sobre sí mismo y un ramalazo de pesimismo que brota de esa parte del cerebro que siempre está incordiando presenta muy real ante mis ojos la posibilidad de que no acuda nadie más. ¡Falsa alarma! Solo ocurre que es demasiado temprano en el día más perezoso de la semana. Agradecido y aliviado compruebo que comienza a llegar gente y el zumbido de la vitalidad aumenta. Finalmente somos suficientes para llenar por completo tres coches rumbo a Villalán. Efrén aparece, ineludible la cita anual con su pueblo de este domingo en su vida viajera, e ilumina con su presencia intermitente la plantación y las tareas previas y posteriores que realiza todo buen anfitrión. Ana y Paz llegan inesperadamente. Encuentros, encuentros agradables en Arba Va, una asociación que parece un pozo gravitatorio de buen rollo.

Remontamos la carretera de León en sentido Norte y los primeros kilómetros de lluvia se ven reemplazados por un tiempo ventoso pero sin lluvia por suerte para nosotros. En Villalán corre ese viento terco e incesante de Tierra de Campos afortunadamente sin mucha fuerza. El pueblo aún no se ha despertado de modo que su centro social, el bar, permanece cerrado mientras invadimos pacificamente su plaza mayor encabezada por el edificio del Ayuntamiento y sus banderas. Esperamos a los lugareños que han de sumar brazos y riñones al esfuerzo común y tras una buena pausa echamos a andar camino terrero adelante charlando y resguardándonos del frío en los abrigos a la vez que curioseamos el suelo en el que aparecen varias setas bien en las roderas bien en el caballón central verdeado por las hierbas del otoño. Los expertos aseguran que son comestibles, las blancas que parecen champiñones, Pero hay alguna de tono amarillento que no me inspira ninguna confianza. Su mismo color parece malsano.

La parcela de la plantación es la misma del año pasado. La vegetación espontánea está tan alta que apenas permite divisar los protectores hincados en el suelo. JoseLuis comienza a impartir directrices para acometer la plantación: necesito dos voluntarios para poner los Crataegus aquí --indica sobre un plano-- de esta forma y con estas distancias entrellos, para allá van los Dorycnium así y asá y los rosales y encinas y quejigos...
Llega el momento de afanar y todos estamos ocupados. En el momento de mayor afluencia veinticuatro personas cavamos el suelo, damos forma a los protectores de rejilla negra y desplazamos alveolos y briks con planta.
Ricardo atrae a un joven discípulo que le sigue a todas partes escuchando sus explicaciones y llevádolas a la práctica. De lejos, entrecerrando los ojos, creo ver a un papá-pato guiando con cariño, tiernamente a su pollito.
Lucy, manejando habilmente la azada, me replica ante la queja de que el terreno donde hacemos hoyos ahora es muy duro que donde ella planta, en la altura de la sierra, azadas y palas no sirven y hay que emplear el pico. Naturalmente, no vuelvo a mencionar el asunto.
El mismísimo alcalde nos ofrece agua y pastas a pie de hoyo recorriendo toda la tierra con la caja y botellas de agua para los plantadores.
Varios asistentes se dedican a fabricar protectores con tubos de plástico de malla negra a los que hay que recortar y doblar solapas para que sirvan de pie y soporte una vez enterradas. A fin de que el hueco del tubo donde se aloja la planta no se cierre como es su tendencia se hincan en el suelo palos finos de bambú que atraviesan en vertical dos extremos del tubo de malla para sujetarle. A veces esta disposición no mantiene el tubo abierto y como remedio de última hora insertamos un palito que asegura la abertura en la boca del tubo procurando de este modo un distancial entre las paredes de malla del tubo.
Estos protectores cumplen dos funciones básicas: dificultan o impiden la acción dañina de los herbívoros sobre la ensalada de brotes tiernos servida por cortesía de Arba-Va dando la oportunidad de sobrevivir hasta que la planta sobrepase la altura del tubo y no sea tan apetecible para los dientes largos y en segundo lugar protegen a su inquilina aportando sombra la mayor parte del día en el duro verano de Tierra de Campos cuando tanto agradecen un riego que puede significar la diferencia entre su vida o su muerte.

Han pasado más de dos horas y como suele suceder se me ha hecho cortísimo. Me sorprendo de lo poco que he hecho y a la vez de todo lo que se ha plantado en conjunto. Pone de buen humor comprobar en la práctica que la unión hace la fuerza.
Además a diferencia del año pasado mamá Naturaleza nos está tratando con cariño y cuidado ya que a pesar de la lluvia que caía en Valladolid pareciendo asegurar una jornada pasada por agua el cielo se ha ido despejando a poquitines y en el momento de regresar a Villalán desde la parcela luce un Sol tímido y el cielo es en su mayor parte un parche azul por el que desfilan en la lejanía formaciones de nubes de coliflor más o menos oscuras. Mamá Naturaleza nos ha enseñado al principio los dientes y finalmente cuando ya ha tomado confianza los ha mostrado entre sus labios arqueados en una amplia sonrisa para nuestro regocijo.
Efrén nos dice que los rosales plantados hace cuatro años ya tienen frutos y es un placer oírle por la alegría y la pasión que comunica fruto del amor a su tierra.

Caminamos de vuelta al pueblo donde nos espera una comida de aúpa después del aperitivo. Enormes cazuelas con sopas de ajo, conejo guisado y patatas con níscalos encandilan la mirada. Muchos plantadores también han traído manjares caseros como tortillas de tres tipos: de patata, con espinacas y de acelgas, embutidos y quesos. Todo ello regado para que nos haga crecer bien con clarete de la tierra.
Lucy, Soraya y Efrén se han ocupado de traer esas magníficas cazuelas y de que a nadie le falten platos, vasos y demás herramientas.
JoseLuis, cosa rara, se ha quedado a batir la mandíbula porque «la comida de Villalán es un clásico». Un clásico que la báscula del baño, esa traidora y detestable criatura, hace pagar más tarde.
Esteban sufre de la rodilla y en el regreso hasta el pueblo cojea ostensiblemente. La articulación le duele y decide volver a Pucela sin quedarse a comer. Como las plazas de los coches están muy justas, regresan con él Alfonso, Ricardo y Virginia dando a otros generosamente la oportunidad de quedarse y disfrutar de la comida.

Después del tripeo y el cafe o infusión y el chupito --no nos ha faltado de ná-- emprendemos el regreso con Dori en su estupenda fragoneta de forma muy relajada. No hay prisa, de modo que nos acercamos a la zona que se va a plantar dentro de dos semanas, en el término de Palazuelo de Vedija, el pueblo de Sergio que nos muestra la chopera y sus lagunas detallando entre otras cosas la fauna silvestre que ha visto por la zona. Camino de la carretera de León pasamos junto a otra zona de posible plantación, más despejada que la chopera lo que conduce a la necesidad de decidir en cual de los dos sitios se plantára.

De vuelta en la ciudad la noche nos recibe con sus brazos de terciopelo negro enmarranados por la luz sucia de las farolas.

Plantación de Villalán

De nuevo este año hemos plantado en Villalán de Campos, y se ha comprobado que bastante de lo plantado en años anteriores ha prosperado gracias a las lluvias registradas esta última primavera.

A pesar de que el día amaneció con aguaceros al final el cielo fue despejando. Estuvimos plantando 24 personas de los cuáles 2 eran niños.

Árboles y arbustos plantados:

- 12 aligustres
- 12 saúcos
- 6 endrinos
- 19 dorycnium
- 12 crataegus
- 18 rosales
- 5 fresnos
- 32 quejigos
- 35 encinas

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Día de los bosques autóctonos





Domingo 21 de Noviembre: Plantación en el Cerrro de San Juanillo (Palencia)



09:30 h


Lugar: Vivero de ARBA-VA


10:30h


Lugar: Camino de la Miranda (puente de la acequia).PALENCIA.

Es el mismo lugar que años anteriores (Aquagest-depuradora agua potable), pero 200 m. antes (más fácil para concentrar gente).

viernes, 29 de octubre de 2010

A plantar !! Plantaciones otoño 2010

Hola, ya caen las hojas y también caerán las semillas. Cuando? Estos días y en estos lugares, de momento... Pincha, pincha, que se ve más grande.


Plantaciones otoño 2010_ok

miércoles, 27 de octubre de 2010

Plantaciones otoño 2010

Por fin!! están las fechas de las plantaciones para este otoño.
Proximamente saldrá el PDF del cartel.



PLANTACIONES OTOÑO 2010



- Sábado 6 de Noviembre: Parcela de Aguilar de Campos

09:00 h vivero de ARBA-VA
10:30 h. Parcela de Aguilar.

- Domingo 14 de Noviembre: Villalán de Campos

09:30 h vivero
de ARBA-VA
11:00 h. “Bar” de Villalan
Organizan: Ayto., Asociaciones locales, Colectivo Alano y ARBA-VA

- Domingo 21 de Noviembre: Cerrro de San Juanillo en Palencia. Día de los bosques autóctonos.

09:30 h vivero
de ARBA-VA
10:30 h. Camino de la Miranda (junto puente de la Acequia)

Organizan: Ayuntamiento de Palencia, Ecologistas en Acción de Palencia, ARBA-VA, Colectivo Porque si.

- Sábado 27 de Noviembre: Palazuelo de Vedija


09:30 h vivero de ARBA-VA
11:00 h. Plaza del ayuntamiento de Palazuelo de vedija
Organizan: Ayto y asociaciones locales.

jueves, 7 de octubre de 2010

Encuentro ARBAs y TXIRPIALES







Encuentro de las Arbas y Txirpiales en "la Parra"

Los encuentros de este año serán los días 15 al 17 de octubre, en el monasterio de Ntra. Señora de la Vid, pueblo de La Vid, a unos 18 kilómetros de Aranda de Duero (N-122)

El precio es de 56 euros.

Viernes día 15.- Llegaremos por la noche, cena a las 21 y dormida

Sábado día 16.- Pensión completa. Por la mañana visita a los jardines del monasterio, veremos árboles centenarios.
Posteriormente, los arberos de Hontoria de Valdearados según comunica Julián han organizado gentilmente la siguiente excursión, si el tiempo lo permite:
PR-BU 80 "Sendero del Valle de la Virgen del Monte".
Distancia: 15,4 km
Tiempo estimado: 4h
Dificultad: media
Tipo de sendero: bosque.
Para volver al monasterio a la hora de comer.
Por la tarde jornada de trabajo.

Domingo día 17. Iremos a Hontoria de Valdearados, donde comeremos el almuerzo. Por la mañana se recoge la comida (pic-nic) que previamente nos han preparado los monjes y todos los bártulos (previo paso por caja) y nos dirigimos a Hontoria de Valdearados donde se podrá visitar el museo etnológico. Misael se va a encargar de solicitar el uso del antiguo granero (rehabilitado) para comer y BEBER.

Organizan los encuentros los arberos y arberas de Hontoria. Coordina y dirige el debate Adolfo (Txirpial). No estaría de más que propusierais cosas. Apunta e informa a los participante Pepito pepitodearbaARROBAgmail.com

Sigamos pensando en verde!!





miércoles, 29 de septiembre de 2010

Audiovisual jornadas del Algarrobo en Chiva

Los pasados días 4 y 5 de septiembre se celebraron en Chiva las jornadas de la Garrofera o Algarrobo en Chiva
Os dejo varios enlaces de un audiovisual sobre el Algarrobo que se proyectó en dichas jornadas.

Vicente, uno de los organizadores de las jornadas algarroberas a tenido la gentileza de traducir algunos vocablos desconocidos para la mayoría de la gente:


-El borde macho es la flor masculina que se necesita para polinizar, normalmente muchos los pies son machos y se injertan hembras siempre dejando una rama de macho.
-El escarcho es un hongo que afecta a las garroferas y se produce por la acumulación de agua en la base de la cruz de las ramas principales del árbol.
-Los esporgadores son los podadores, que es un trabajo bastante especifico que pasa de padres a hijos, ya que la garrofera tiene una poda un poco especial.
-Plegar garrofas es recoger el fruto (algarrobas).


Parte 1
Parte 2
Parte 3

Recollección de semillas 15-VIII-2010

El pasado 15 de agosto se realizó una salida mañanera por Cabezón de Pisuerga y Corcos del Vallle para recolectar semillas de varias especies de arbustos.

El periodo, un tanto efímero, de recolección de alguna especie como el Dorycnium pentaphyllum nos dejó con tres palmos de narices en nuestra labor recolectora, pero en cambio nos pusimos las botas con los frutos y semillas de Lonicera etrusca (madreselva) y Colutea arborecens (espantalobos), pues en esos días estaban rebosantes.



Fotos de la recogida de semillas

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Taller Nendo dango

El pasado 3 de Julio se realizó en el vivero un taller práctico de agricultura natural ó intercambio de experiencias agroreforestadoras con Soraya y Efrén.

El audaz arbero Efrén ha estado unos meses en Grecia con Panos Manikis, discípulo de Fukuoka, que ha realizado diferentes campañas de reforestación con el metodo de las bolitas de arcilla en Grecia (dos mil hectareas) y en Albacete.



Taller Nendo Dango

lunes, 20 de septiembre de 2010

Somos como esos viejos árboles...

Qué decir cuando se tronchan esos viejos troncos heridos por la tormenta que nunca cesa. Esos viejos troncos han estado ahí desde hace tanto tiempo cobijándonos con la sombra grata de su humanidad y siendo un espejo en el que queremos reflejarnos que les hemos colocado en la categoría de eternos y no pensamos que un día puedan volver a la tierra de la que nacieron y en la que dejan una huella esperanzadora evitando ser meros paseantes de este viaje.
Por todo, gracias maestro Labordeta.

...batidos por el viento que azota desde el mar.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Supervivientes

Estos pinos merecen el título más que los participantes de cierto programa, un reality-show de la tele. Hay que quitarse el sombrero ante ellos. Pero en situaciones extremas y apuradas se puede presentar algún problema con resultado fatal para el implicado. ¿De qué hablo? Descubridlo en esta entrada del blog de Maikelnai.

lunes, 13 de septiembre de 2010

El extraño caso de la mortandad de kudus

o de como la información es poder y un ataque la mejor defensa al menos en este curioso asunto publicado en el blog Recuerdos de Pandora . ¡¡Y dale con los temas de Thanatos !!

lunes, 6 de septiembre de 2010

¿El silencio de las corderas?



¿Os acordais de esta peli? Yo no, porque no la he visto, pero me dice el jefe David que la mariposa del cartel es la esfinge calavera. Siguiendo con la necrofilia de la anterior entrada (tomada en la primera acepción de la palabra del dic. de la RAE, poor favoor) os presento a esta colega que me encontré en una pared de forma casual.


El animalillo estaba demasiado estático y le incordié amablemente con un palito. Su reacción fue emitir una especie de pitido y después lanzar un chorro de líquido transparente por la parte inferior del abdomen. Vas despistado por ahí y fíjate que encuentros terribles puedes llegar a tener.

martes, 31 de agosto de 2010

En la playa

Leyendo esta entrada del blog de Antonio Sánchez Ron me invade la sensación libérrima de espacios salvajes donde el hombre solo es un elemento más del ecosistema... o no.
Ahora que tan de moda tán las sagas de vampiros posmodernos fíjate donde acaban los esqueletos de árboles. Y pensar que solemos asociar la playita con la alegría de vivir, luz de Sol, verano...

jueves, 26 de agosto de 2010

Viviendo en el desierto

No hay camellos, grandes extensiones de arena desnuda ni un cielo oscuro en la noche... ni árboles . De esta noticia ya éramos conscientes pero abofetea verla por escrito. Los objetivos arberos no podrían tener a su disposición una provincia mejor.

viernes, 13 de agosto de 2010

Escarabajo ¿malo?

Echad un vistazo a este artículo algo terrorífico del periódico El Norte de Castilla. Claro, hoy es viernes 13 y nos presentan a una especie de Jason o cómo-se-llame el de los dedos-cuchillos. Pero ¿es suya la responsabilidad del estado de las dehesas?
Pobres Quercus.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Artículo de Marga

En el empeño por defender una pequeña reserva natural, Marga de ARBA Colmenar Viejo ha escrito en El Guadarramista una apasionada carta de amor a la Naturaleza que extinguimos cambiando lo orgánico por el metal (vil). Gracias por compartir la info Elvira.

viernes, 23 de julio de 2010

Antiguas pero frescas y nuevas

Así son estas flores retratadas por David. Se trata de la Epipactis palustris y en blanco la Platanthera bifolia.

lunes, 19 de julio de 2010

Blog recomendado

Unas imágenes preciosas, magníficas, un paseo por la Naturaleza sin salir de casa que alimenta el gusanillo, las ganas de salir al campo. Os recomiendo el blog que nos ha descubierto/compartido Paz. ¡Gracias!

jueves, 8 de julio de 2010

Una crónica. Hoces Rudrón y Ebro

Resulta en ocasiones fascinante el misterio que nos envuelve y solo a veces sale a la superficie como la lava de los volcanes. Qué motivos nos empujan, qué impulsos anidan en un pasillo recóndito del enorme edificio de nuestra alma, qué mueve a una persona a entregarse a los demás explicando y comunicando su amor por el reino de las plantas. Me intriga en estos tiempos de tanto egoísmo y fatigosos ombligos humanos. Y es una alegría por tanto ver como el grupo se reúne en torno al "chico de las hierbas". Vamos, reúnanse dondequiera que estén cantaba Dylan en el primer verso de su invaluable y esperanzadora The times they are a-changing hace una pila de años. Efectivamente, esa espiral humana rodeando a las plantas representadas en la voz de un experto conocedor es una esperanza para el futuro pues ¿no es esa una misión de la educación en cualquiera de sus múltiples manifestaciones?

Un fin de semana no da para tanto, no soy capaz de valorar y percibir a tiempo real todas las exquisiteces que se ofrecen. Un fin de semana prolongado, además. Comienza el viernes 25 de junio por la tarde en Villaescusa de Ebro donde aparecemos a la espera de más excursionistas para acercarnos a El Tobazo, una caprichosa escultura natural formada a pachas entre el agua que cae en cascadas y el calcio que lleva disuelta. De lejos su forma indefinible, verde y orgánica sorprende y te transporta a una selva esmeralda como si fuera un parche que algún dios poderoso ha extraído de la Amazonia dejándola caer en la provincia de Burgos.
Algún fósil de perezoso caracol anida en la mano de Mario orgulloso de su hallazgo y el grupo se retira en busca de la cena sobrepasado ya el tiempo concedido por el plan previo de la salida.


La ruta hasta Polientes transcurre sin novedad y en este pueblo cántabro encontramos al resto de la peña ocupados en esperarnos para empezar a cenar. Y la cena gestionada y reservada por Rául es de las de confianza, con la jefa del restaurante preguntando si queremos repetir o si nos hemos quedado con hambre. Por estos pagos no se andan con bromas a la hora de comer. Raúl arrea al grupo para subir al observatorio de Rocamundo donde se permite pegar el ojo al ocular para contemplar las maravillas del universo que tantas veces nos hurta el exceso de luz urbano. Allí somos demasiados y llegamos demasiado tarde así que algunos nos perdemos la oportunidad de asomarnos al Sistema Solar desde los 1070 metros de altura del observatorio.

Las nubes y la Luna casi llena se confabulan para escoger a aquellos elegidos que podrán gozar de los paisajes lunares o los anillos de nuestro vecino Saturno. Un meritorio miembro de la Asociación astronómica cántabra maneja el telescopio y enseña a los asistentes lo que el tiempo atmosférico permite. Desde esa misma Asociación se ha insistido en los foros necesarios realizando campañas de sensibilización pública hacia el problema que supone la contaminación luminosa no solo para los amigos de contemplar la noche sino como derroche energético y económico así como sus negativas influencias en determinada fauna. El resultado ha sido una ley de contaminación luminosa de ámbito regional. Ya se han empezado a sustituir luminarias en la propia Santander. Esto nos da una idea de la valía de estos aficionados a la Astronomía, la más noble de las ciencias.

Mientras la caravana de coches sube las rampas que conducen al observatorio un incidente nos paraliza en el tramo de mayor pendiente. Un par de coches se niegan a responder a sus nerviosos conductores. Alegan que no son montañeros y no han recibido entrenamiento para ascender. Pero uno de ellos a fuerza de insistir acaba subiendo y el otro también lo hará tras prometerle su dueña una plaza de garaje más amplia y un lavado con cera de los caros. No hay nada como las carantoñas para persuadir.

En el observatorio una sala de actos pasa vídeos astronómicos y sobre la construcción y características del observatorio. En ella nos amoldamos a las sillas y hacemos tiempo durante un buen rato esperando que salga el primer grupo.
En el exterior nos llama la atención la presencia de unos mástiles que incorporan altavoces, cámaras y un sistema de detección por infrarrojos como medidas de seguridad contra intrusos. Posteriormente me informan de que si se detecta una presencia no deseada se da un aviso por altavoz y si no es atendido se llama la Guardia Civil. Algo más lejos aparecen los fustes inmensos de aerogeneradores que emiten un profundo siseo al rasgar el aire y estropean las posibilidades de fotografiar determinadas zonas del cielo con sus excesivas luces estroboscópicas intermitentes. No hay forma de que le dejen en paz a uno, así seas un pacífico astrónomo que solo quiere un pedacito de cielo oscuro para observar.
Volvemos a los coches y dando un buen rodeo por varios pueblos camino al alojamiento que se ha concretado en la Residencia universitaria de Sedano pasamos por Orbaneja del Castillo, el pueblo demediado por un curso de agua. Como nuestro coche es el último, no tenemos prisa y paramos en el puente un momento a contemplar la caída de agua a esta hora tardía en la que escondidos en el manto de la noche, niños pequeños, somos los únicos testigos.
En Sedano la residencia riega el césped como un nuevo rico durante toda la noche. Pausa a pausa repartimos habitaciones y rellenamos el espacio entre sábanas y mantas.



El nuevo día amanece como la noche pasada con el aspersor recorriendo su arco una y otra vez. Un grupito de conductores pisamos suelo y pedal para dejar los coches necesarios en un extremo de la ruta lineal y devolver a los excursionistas cansados a la residencia. Después volvemos todos en dos coches al punto de inicio.

El camino se interna en un bosque que presenta entre otros a olmos de montaña y unos solitarios capullos de flor de lis acompañados de la belladona. En cuclillas chinas, Ana toma nota de las explicaciones de Pruden en su libreta que completa con dibujos de las plantas. Se establece una alianza hermosa y tácita entrellos manifiesta más tarde cuando ella sopla por su chiflo mundialero para hacer callar a la pequeña multitud que no atiende al maestro. Me admira lo claras que tienen las cosas los niños. Todo está ordenado en su mundo. Luego crecemos y distraídos por nuestra charla no escuchamos al guía.
Pasamos por una mina de cobre abandonada contemplando los asombrosos colores que producen las vetas lavadas por la lluvia y comienza una abundante sucesión de orquídeas comunes y no tan comunes. Así, nos “hartaremos” de ver la cónica Anacamptis pyramidalis pero serán muy esquivas la Gymnadenia odoratissima que ofrece su perfume al acercar la nariz y la Ophrys insectifera.


Antes de comer Pruden nos lleva hasta una zona pantanosa de turbera y allí expone la peculiaridad del terreno poco nitrogenado y ácido. Es aquí donde nos muestra la carnívora Drosera rotundifolia, grandes extensiones de verticales Equisetum que abrigan algunos ejemplares de serapias y el tesoro de colores suaves de la Epipactis palustris imposible de apreciar a pleno Sol con sus flores empezando a abrirse.



La zona es un tesoro que no durará puesto –añade Pruden-- que unos arroyitos se llevan el agua cuesta abajo y drenan el terreno. Una lástima ya que es magnífica.
La gran mayoría del grupo se marcha siguiendo la llamada del estómago mientras una vez más se me hace corta la estancia en el reino de las orquídeas incrédulo ante la prioridad común.


El camino sigue y se detiene bajo de la sombra de un haya al lado de un arroyo fresco donde el sueño y la tontuna multiplicadas por el cansancio acumulado dan como resultado que meta en sus aguas no solo una botella de agua sino también una bota de cuero de Espe. Algo más tarde, atolondrado todavía, le paso a Kepa otra bota sin cerrar y decoro así de color Burdeos su camiseta. A ambos mis disculpas que en el momento no se si os he dado avergonzado por la propia estupidez.

Adolfo ofrece cecina cortada en finas lonjas y cuando todos hemos terminado de comer e incluso de sestear reanudamos la ruta bordeando y cruzando el arroyo amparados por la fresca sombra de la vegetación que nos agradece la visita dejando ver dos especies diferentes de tilo y una planta parásita que no fotosintetiza y por tanto no verdea con la clorofila nutriéndose de raíces podridas y otros manjares.
Los nerviosos del grupo que no se tranquilizan ni siquiera con la benéfica influencia del campo que nos envuelve sólo quieren avanzar a la vez que los más tranquilos pochados con la botánica nos arrastramos a paso de oruga incapaces de ir más rápido. Cómo es posible no atender a todos estos golosos bocados vegetales más aun acompañados de todo un botánico que lanza generosamente explicaciones con la misma soltura de un croupier de casino repartiendo cartas. En fin, cosas veredes Sancho…


Ascendemos por el camino y como nos había advertido Pruden el mundo botánico cambia igual que muda la humedad e insolación. Ahora nos rodean Quercus y aparece muy frescas, sin abrir totalmente en los terraplenes del camino las Cephalanthera rubra, orquídeas que indican la presencia actual o pasada de quejigares a los que va asociada.
Aparecen también algunos ejemplares de sabina mora (Juniperus phoenicia) de los que mañana nos daremos un atracón. Traspasamos una barrera que bloquea el camino y en un ratito llegamos a la carretera asfaltada.

El camino es cuesta abajo hasta Pesquera de Ebro pero las cunetas todavía nos reservan sorpresas en forma de orquídeas. La tormenta retumba y se cierne sobre nosotros asomando por encima de las rocas que nos ven pasar desde su ventajosa altura de atalaya pétrea. La lluvia comienza a caer sobre los rezagados refrescando los cuerpos y el ambiente de forma engañosa. No pasan diez minutos antes de que nos quitemos los chubasqueros abrumados por el calor. Desde un camino lateral surge un joven con un par de perros de raza Pastor de los Pirineos, animales lanudos de un agradable color canela que jadean acalorados. La lluvia cesa y cae de nuevo sin brío lo que nos da la oportunidad de ver a lo lejos como se forman los arcos iris primario y secundario sobre un paisaje verde flanqueado por altas paredes de roca.

Finalmente llegamos a Pesquera y conociendo el percal, buscamos en los bares al resto de excursionistas. Entramos y los encontramos en la terraza interior dentro del amplio patio del establecimiento a resguardo de la tormenta que, ahora sí, cae con fuerza. El reposo y la charla dan paso al regreso a la Residencia de Sedano o bien a por los cuatro coches dejados en el comienzo de la ruta, cerca del deshabitado Huidobro. Voy con este segundo grupito y por las estrechas carreteras y los campos cultivados vemos a varios corzos saltarines. Entre los cuatro conductores acordamos acercarnos y hacer un alto en el dolmen de El Moreco para observar su corredor y cámara funeraria hoy día descubierta y aprovechada por pájaros para hacer un nido según descubre Javi.

La noche del sábado es muy pacífica y serena en esta zona donde no encontramos a ninguna persona. Volvemos a la residencia a tiempo apenas de sentarnos para cenar. Más tarde, después del postre Raúl demuestra sus habilidades de mago con una baraja ¡No os juguéis cuartos con él!
Cansado del largo día me retiro al cuarto aprovechando para descansar y ducharme mientras se oyen los cánticos de abajo rebotando por los corredores del edificio. En la cintura descubro una garrapata con la cabeza hincada. La embadurno de gel y espero al final de la ducha para retirarla con unas pinzas metálicas. No parece querer salir de su recién hallada casa-despensa, pero insisto y la destierro de mis carnes. Fueraaaa de míiii (por seguir con las canciones).



El nuevo día trae una sorpresa sobre todo para Jesús. Una de las ruedas de su coche se ha desinflado y se forma una asamblea doble para organizar su transporte hasta una gasolinera donde la pongan en forma e intentar por otro lado reparar un foco delantero del coche del padre Antonio que apenas luce mientras el otro no deslumbra en la noche sino que hiere la vista como espada flamígera de venganza divina si por desgracia está a tu espalda en la carretera.

Nos movemos hasta Turzo, pueblo que alberga una próspera industria de velas de olor con una tienda que recibe a los excursionistas del domingo con los brazos y la caja registradora abierta. La ruta de hoy parte y regresa a este pueblo. La zona que recorremos es bastante más seca comparada con la de ayer y contiene árboles poco exigentes en humedad como la sabina mora o la encina, sin dejar de ofrecer orquídeas como la pajiza Orchis coriophora o la Limodorum abortivum ya bastante pasada. Los paisajes no dejan de ser impresionantes cuando asomamos la vista a los cañones distantes. Paramos a comer al lado de una fuente-abrevadero de aguas frías y pobladas de verdín.

El vino joven y afrutado de David causa sensación entre la concurrencia y poco falta para que le saquen a hombros por la puerta grande. Adolfo advierte que no se quedará sin probar el vino, pardiez! En el momento del postre Ana, que ha disfrutado salpicando a diestro y siniestro encuentra una garrapata prendida en una de sus piernas, pero valiente como es no muestra nervios ni musita una sola queja cuando Pruden se acerca con su calma presencia y tranquilizadoras palabras y la extrae con unas pinzas después de aplicar no se qué unte al bichito.
Todo el mundo se revisa las zonas de piel expuestas con más o menos aprensión. Confieso que el primero destos bichitos que me encontré insertado en la piel no me gustó nada y fue odioso el proceso de quitarla, pero ahora lo afronto con toda normalidad. Como bien dice Pruden se cuenta mucha película de terror sobre las garrapatas y has de tener mala suerte para que te contagien una enfermedad en estas latitudes, lo que supone dicho sea de paso, el verdadero problema.
Cerca de este “restaurante” en plena Naturaleza un camino baja hasta una especie de collado donde aparecen Stipas, algunas con plumas ondeando en el aire.


La vista de los alrededores es magnífica, abierta 360º y presenta siempre en la lejanía paredes de roca por aquí, la ladera de un monte con sabinas por allá… Un lugar estupendo para sentirse flotar en libertad como un hijo del viento.
De regreso a Turzo cada cual vuelve a su casa o donde le dejen. El resto del día se dedica a la relajación en el bar junto a la gasolinera que ya ha reparado la rueda de Jesús.


Unos vuelven a Valladolid, pero otros estiramos el día y nos acercamos hasta Orbaneja del Castillo, en esta ocasión a plena luz. La visita merece la pena. Creo que llegamos cuando los domingueros están de vuelta a casita y no encontramos a mucha gente. Las paredes del cañón se muestran impresionantes, dominando el paisaje cuando ascendemos a la parte alta del pueblo y asistimos maravillados al espectáculo de un meandro muy cerrado del río. Destaca una roca que toma en su interior hueco la forma del continente africano.

El agua filtrada por la toba es cristalina y adquiere color esmeralda pálido en las piscinas de toba a ambos lados del puente, debajo de la cascada del lado del pueblo y aguas arriba. Dan ganas de retroceder en el tiempo y bañarse en ellas cuando por aquí no había población. El río surge en el interior del pueblo junto a una pared donde se puede visitar una cueva. En un punto se aprecia como el agua sube a borbotones al lecho del río. El pueblo tiene que estar agujereado en su subsuelo por cavidades excavadas del agua en este entorno calcáreo y me pregunto si habrá galerías como en Ojo Guareña todavía por descubrir. Antes de despedirnos definitivamente, una nueva sesión de terraza de bar junto al río en el que sumerjo los pies y más tarde lo hará Loren unos valientes somos porque el agua está tan fría que dejas de sentirlos en cosa de medio minuto.

Las tormentas vuelven y nos acompañan intensamente en el camino de regreso por Polientes tras haber vivido la aventura de comprar quesos en Ruerrero. Estos relatos son botellas con mensaje lanzadas a no sé bien que océanos. Hay botellas con reservas, de rosados jóvenes y afrutados (¿Verdad, David?) y otras variedades. Así pues, permitidme dejar envejecer esta última historia de los quesucos en la magra bodega de mi memoria para contarla en persona en la confianza de que mejore con el tiempo. O bien preguntad a David o a Paz también intrépidos aventureros en busca de ese fruto de las ovejas.

lunes, 5 de julio de 2010

Video de Hoces del Ebro y Rudrón

Hoces del Ebro y Rudrón

Fotos de Hoces del Ebro y Rudrón

Paseo por la rosaledas de Tierra de Campos

El día 19 de junio se realiza un paseo botánico por Tierra de Campos para identificar diferentes rodales de rosales silvestres.

Grande fue nuestra sorpresa al descubrir que los rosales en Campos no se restrigen a Rosa canina y como últimamente sabíamos a R. foetida, pues también aparecieron otras especies como R. blondaeana, R. micranta y R. pouzinii.





Fotos rosaledas de Campos

domingo, 13 de junio de 2010

Fotos sur de Cantabria
Salida al sur de Cantabria


LA CRÓNICA DE PEDRO


Las orquídeas nos dan una lección de humildad, me parece. Podrían pasar perfectamente sin el ser humano. Un género, el Ophrys, ha evolucionado para atraer a insectos polinizadores mediante “engaños” morfológicos, feromonas y no me extrañaría que luciendo colores invisibles a los ojos del Homo sapiens sapiens. Flores bellísimas y fascinantes que no se revelan a cualquier mirada, no levantan mucho del suelo, hechas a la medida de los insectos y fotografiarlas o apreciar toda su belleza y la morfología de la flor exige echarse al suelo en posiciones nada cómodas. Su objetivo son esos insectos, y para ellos es fácil aterrizar en un pétalo grande o labelo desarrollado con tanta inteligencia que en algunas especies contienen incluso una pequeña repisa en la zona inferior en la que el insecto encuentra apoyo perfecto.

Estas maravillas menudas requieren atención, pasarías de largo muchas de ellas sin una mirada detenida. Y aun encontradas, su compleja tridimensionalidad obliga a acercar el ojo y moverlo a su alrededor. Identificarlas tampoco es sencillo para un novato pero es una alegría contemplarlas en un día soleado de primavera mientras te asombras de la belleza oculta que surge en ocasiones de suelos ásperos y el tiempo se remansa corriendo a velocidades muy distintas fuera/dentro de ti. Quizás no solo lanzan su hechizo a los insectos, no lo sé, solo puedo deciros que largo rato de una tarde se me encogió en puros minutos.

Esa fascinación conduce a Txemi a darnos unas nociones la noche del sábado mientras pasa fotos contenidas en su portátil hasta la pantalla de la pared mediante un proyector digital y un resumen de lo que podremos encontrar al día siguiente en unas hojas de papel. Imposible no quedar deslumbrado ante estas flores propias de zonas tranquilas que piden visitas tranquilas derrochando calma.

La luz menguante del viernes tarde nos ve llegar a Reocín de los Molinos, un pueblito del Sur de Cantabria donde se ha contratado el alojamiento rural. La cena es de aportación comunal y Raúl en dentro de su delantal burdeos prepara una sopita y “cocretas” caseras que causan afición y atraen a otros excursionistas como las orquídeas a ya sabéis quien, en este caso sin feromonas pero con buen hacer. El acceso a la casa es encantador, se cruza un puentecito estrecho sobre un río y ya estás en la casa Pin del Río. Antes las casas tenían nombres, no números.

Un paseo pequeño por los alrededores del pueblo nos ha convencido de la generosidad de la Naturaleza en esta tierra. La estrecha carretera abrumada por la vegetación de sus orillas nos conduce a un molino en el que los dueños mantienen un jardín con peonías en plena y abundante floración. El hombre que entrega la llave de la casa indica amablemente un pequeño salto de agua. Nada más verlo, apetece la llegada del verano para que resulte tolerable la inmersión en las aguas frías del río Polla. Pero no es el momento y regresamos a la casa cruzando el pequeño puente. No vemos a ningún habitante habitual de aquí pero las casas, todas de paredes de piedra, están bien cuidadas y mantenidas dispuestas a ser ocupadas tal vez en el cercano verano. Los días siguientes sí aparece algún poblador discreto detrás de una ventana o en un patio. La cena es ruidosa, animada, y por la puerta pasan Antonio, Rosa , Isidoro y más personal cambiando la mesa del comedor por una especie de camarote de los hermanos Marx la noche del sábado y el silencio y paz de mamá Naturaleza por un guirigay.

La cena ya ha bajado un poco cuando azuzados por Raúl y Adolfo caminamos hacia la casa del encuentro donde se reúnen más humanos interesados en plantas, animales y las cosas del campo autóctono, txirpialers y simpatxirpiales. Allí se lanza la idea de una actividad para una futura excursión con una acogida acorde a la exposición cansada y sin energía de quien escribe. Los procesos son pesados cuando involucran a muchas personas y a veces muchas personas son más de una. Se da tiempo para la reflexión y más tarde me sorprenderé de la amplia aceptación.

Un poco doblados por el cansancio del día y el viaje viramos 180º rumbo a nuestro puerto al otro lado del río y aunque el colchón está en cuesta no tardo en dormir acunado inconscientemente por el inaudible rumor exterior del agua que corre.

Al día siguiente barajamos coches y personas de forma que no se sientan incómodos ni conciencias ni cuerpos. La ratio viene a ser de cuatro personas por vehículo, una por cada rueda, no como los saltimbanquis de monociclo sino cuatro ruedas para cada cuatro personas. Todavía no dan para tanto nuestras habilidades circenses. Guiados por Txemi en cabeza, los coches avanzan y saltan en caravana al ritmo de los badenes y baches gordos. Ahora lo recuerdo y viene a la imaginación la secuencia de aquel zorrillo en el Cerrato palentino que huyó de una roca espantado por nuestro vehículo internándose en un campo de cereal todavía verde del que sobresalía intermitentemente su cabeza a medida que avanzaba a saltos alejándose de nosotros.

Unos cuantos giros por la encantadora carretera de buenas vistas y llegamos al aparcadero en el que cobran notoriedad mis maniobras o mejor dicho, “patiobras” de aparcamiento. Todos en pie fuera de los coches esperamos nuevas incorporaciones mientras la charla pasa de marejadilla a mar gruesa. La comarca exhibe orgullosa a uno de sus hijos ancianos, Braulio, depositario de historias sin número, encantado de tener tanto y tan atento público a quien hablar desde el conocimiento inveterado de su tierruca. Nos acompaña durante toda la excursión, una ruta circular a través del Monte Hijedo. Su persona y relatos desde la guerra civil y el frente entre aquellos montes hasta los guardas que multaban su furtivismo (entrellos el padre de Txemi) y un largo etcétera aportan un color local solo dable por quien mucho ha vivido y recorrido la tierra de sus padres. Cada lugar, tipo de árbol o planta adquiere más viveza con alguna de sus narraciones para quien quiere oírlo. Será que las vivencias aportan al espíritu de unas montañas o un bosque una vida de otra forma perdida; y Braulio, apoyado en su bastón camina y habla, caminará y hablará mientras no cruce la bruma del viaje ese que solo tiene billete de ida.

Un pie y ahora otro llevan al grupo a la Cabaña de Hijedo, un palacete campestre con su ermita, sus dos torres poligonales y un tejo en el patio, capricho de un pudiente lugareño de comienzos del siglo XX.

Los tejos son abundantes para ser tejos cuando nos internamos en el monte. Los hay de dos sabores: creciendo en zonas umbrías cerca de arroyos o bien rompiendo con calma rocas sobre las que se aúpan sus “tubos de órgano” resultando espectaculares formas orgánicas que parecen derretirse y chorrear cubriendo parte de la roca como un queso fundido o unos relojes blandos de Dalí.

Los brotes de tejo se ven pero pastados por esas vacas decoradoras del suelo cuyas esquilas se oyen por algunos sitios. Hayas y robles albares (Quercus petraea) pinos, tojos, cucos y otros pájaros, tritones en los charcos del camino, pequeñas crías de tritón que causan furor, atrapados para que veamos su panza naranja o algún otro rasgo característico, ranas menudas que atraen el instinto cazador de los niños alegran nuestros pasos y nos lanzan alrededor del cazador cuidadoso que suele ser Txemi, dando explicaciones con su meritoria paciencia al grupo de humanos-polilla que revoloteamos en torno a él indisciplinados como pandilleros juveniles.

La percepción da un vuelco cuando te quedas a solas con el bosque, en medio de esa mística sensación de vida que palpita y te observa. ¿Seguirán haciendo aquelarres por aquí?

Los grupos se disgregan siguiendo cada uno su propio ritmo y los más inquietos ya están reposando de nuevo en el prau de la Cabaña de Hijedo a nuestra llegada. Unos masajes a dos, dos y cuatro manos de Dori y Pilar transforman mi cuello de palo en cuello de cisne. Si me quedo más tiempo tumbado como vaca en el prau, me duermo. Así que a jugar a las patadas al balón. ¿Balón? ¿Si no hay! Es igual, pateamos palos a ver quien llega más lejos.

El mirador de Monte Hijedo proporciona unas vistas del valle que acabamos de recorrer tapizado de robles y hayas de forma tan tupida que resulta imposible distinguir el suelo.

La vuelta al alojamiento nos da la oportunidad de avistar aguileñas en la misma cuneta. Y por fin, la cena, ¡qué hambre! El chef, Monsieur Raúl prepara una pasta a la boloñesa que nos repartimos entre más que en la cena Cristo y el resultado no deja dudas: está de buena que cruje. Dori pone a calentar su puré también de rechupete y las pechugas de pollo con una vinagreta de receta propia. Confirmado, nos encanta comer y qué mejor excusa para juntarse que compartir viandas. El padre Antonio también ha acudido y solo nos permite mover el bigote tras bendecir la mesa y darnos una buena ración de sus consejos para una vida de cristiano provecho. Con el abdomen dilatado, observo a Inés y Ana mirar la tele que atruena con el algo pequeñito y otros “delicatessen” sonoros con los que suele gratificarnos eurovisión. La próxima edición, eurovisión 3D, amigo; hay que apuntarse al carro vendedor.

Miguel, un niño más peque que Ana juega con ella al parchís y a la oca tras un día de aventuras en el que no se ha quejado ni una sola vez de cansancio ni siquiera tras empaparse en agua y barro hasta las rodillas. Pero nada como el tío Pedro dando ritmo con los cubiletes de los dados-maracas del parchís o jugando al baloncesto con la baraja para animar a la niñez arbero-txirpialera. ¡Aúpa los juegos descontextualizados!

Los intercambios verbales se relajan y el personal desfila hacia la casa de reunión donde Txemi nos ofrece una video presentación y desgrana nociones sobre el fascinante mundo de las orquídeas. Sus palabras dejan traslucir la admiración que le causan; las llega a calificar de especie inteligente por su rápida evolución, medible en tiempo humano. La paciencia deste hombre supera la competencia punzante de bromas y chascarrillos enardecidos por el pacharán. Le aplaudimos y a continuación Raúl nos presenta a su tercera hija, la memoria fotográfica de ARBA VA 2009 elaborada con música y cariño por papá Ra. Algunos siguen festivos con el pacharán, otros, en cambio, nos retiramos a la casa Pin del Río buscando recuperar así fuerzas para mañana, el día grande de las orquídeas. En el desayuno, igual que ayer, Adolfo hace toc toc para zampar con nosotros asomando por la ventana al estilo hobbit. La hora de las comidas siempre le encuentra en la casa Pin del Río. No hay forma de acabar con toda la comida. Recogemos y hacemos la mochila y a la calle donde marabuntea mucho más personal que ayer. Llegan Paz, Pruden y Ana. Raúl y él brillan de forma extrema sin sus gorras. Caminamos río Polla arriba pasando ante la pequeña cascada de nuevo y un buen trecho más allá después de disfrutar de la sombra de un camino verde y dejar atrás un molino para visitarlo más tarde, desembocamos en unas praderas donde las orquídeas se muestran si te fijas con atención. Ophrys y Orchis se suceden y nos obligan a humillarnos hasta el suelo mismo. El botón de disparo de las cámaras sufre un severo desgaste hasta el momento en que el cuerpo reclama alimento y buscamos un lugar a la sombra que nos proteja del fuerte Sol. También hay quien ha encontrado fósiles vegetales y una concha de cuando estas montañas eran fondo del mar.

Volviendo hacia el pueblo paramos en el molino que aun funciona. La mujer es un encanto de esa rara especie que prefiere dar a recibir. Tiene una casa rural más al Norte, en Cantabria y nos reparte un díptico de ella. El molino es muy grande y hay cuartos para almacenar todos los trastos y más. Descalzar las botas y poner los pies a remojo en las deliciosas aguas frescas es más que una afición, se está convirtiendo casi en un automatismo.

Del molino y su tolva y campanilla para avisar cuando queda poco grano y se debe añadir más nos despedimos y continuamos camino hacia arriba por la carretera de Arcera que nos ofrece la orquídea de los hombrecillos ahorcados (Aceras anthropophorum) y unos preciosos ejemplares de Oprhys tenthredinifera con sépalos rosas, Serapias lingua, e incluso un Orobanche, planta que según nos comenta Pruden y Jesús no fotosintetiza y parasita raíces.

El grupo va siempre por delante y el tiempo se me escapa, no doy abasto para fotografiar, contemplar y apreciar estas maravillas. Por eso continuo el camino algo frustrado y triste. Pero después de las despedidas, devolución de llaves, etc., de vuelta a casa, cerca de Mataporquera vemos unos praditos al lado de la carretera con las pimpantes orquídeas y de común acuerdo hacemos una última parada para disfrutar ahora de este espectáculo que brinda el Sol bajo sobre el horizonte. No es la mejor luz para las fotos, pero nos quedamos muy a gusto antes de embocar la autovía y dejar pegado el pie al acelerador hasta la ciudad. En ella huele mal, pero no de forma especial, sino por contraste con el aire puro del campo cántabro y burgalés que hemos tenido la fortuna de respirar este fin de semana. Toca acostumbrarse a la peste que sin dejar de serlo desaparece mediante la magia del manto invisible de la rutina diaria.
Fotos paseo botánico por Monte el Viejo (23 de mayo de 2010)
Fotos en el Pocico

jueves, 10 de junio de 2010


El Pocico o la Fuente del Doctor


La crónica de Pedro

Cansancio, alegría y gratitud. Eso es lo que siento, no por ese orden mientras sentado la mente se empeña en volver atrás hacia la salida de esta lluviosa mañana primaveral.

Ayer por la noche no estaba muy claro que se mantuviera el plan de ir a este rincón escondido y por suerte a salvo de los herederos de los panzer reconvertidos a la agricultura en la vida civil. Y es que en estas llanuras de Castilla los potentes tractores actuales son un triunfo de la técnica pero su falta de humanidad convierte al campo en filas y columnas de cereal. Si con tiempo y humor salimos de casa y de la ciudad y miramos un campo de cereal no muy crecido entrecerrando los ojos ¿no da la impresión de ser un formulario relleno de números? Tanto terreno con tanta producción a tantos euros dan un total de todo eso. Superponemos una plantilla de excel al campo de trigo y caramba, caramba, encaja y cuadra. Andando por un bosque o una zona alegrada con variedad botánica ¿no se hace más llevadero y agradable el paseo? Aquí no se mide con la regla económica y queda espacio para el espíritu humano todavía. ¿Será por eso que recargamos nuestra alma de energía como quien enchufa un aparato eléctrico a baterías y sentimos bienestar refrescados al volver de la inmersión en la Naturaleza de donde hemos salido y por la que nomadeábamos hasta no hace mucho? Parece claro que nuestro espíritu o psique o llámese como se quiera también necesita mantenimiento.

Y siguiendo con las preguntas: ¿Qué hace tanta gente en el vivero un domingo? Me sorprendo de la repercusión de la convocatoria, esperaba menos arberos. Y no me sorprendo por las ganas que hay de salir por fin y resarcirnos de este año lluvioso sumado a la maravillosa sensación de reencontrarse con las especies en que no has reparado pero Pruden y otros te señalan con sus entrenados y expertos ojos. En tan buenas manos las plantas se transforman en amigos y cada vez conoces más, todas aquellas que te presentan habitualmente con nombre y apellido. Algunas son amigas íntimas del cicerone y lo sabes porque te relata con amplitud su historia (quizá una forma peculiar de polinización o algún otro detalle llamativo que solo se sabe desde el conocimiento profundo).

Otros ejemplares puede que sean meros conocidos pero el efecto que la actividad produce en su conjunto transmite una alegría contagiosa bien patente en las sonrisas que nos arquean las bocas y descubro en mi propio rostro algo sorprendido por no resultarme evidente su causa de inmediato. Diré en mi defensa que ayer me eché tarde y claro, las tontunas se van sumando como capas de cebolla.

A la numerosa concurrencia, ¡dieciséis personas! se añade Justino que con la experiencia de los años viene calzado con botas de agua dispuesto a compartir camino y conocimientos botánicos.

Agua no va a faltar, las nubes se sienten también parte del grupo y noto una atracción manifiesta en su generosa descarga de líquido sobre el campo y nuestras humildes y empapadas personas. No nos abandonan salvo algún ratito. Las comprendo muy bien, han visto generosidad compartiendo ahí abajo y se dicen: nosotras también tenemos mucho que dar, allá cae nuestra aportación. Una especie de ¡agua va! de buen rollo.

La zona está hermosa a pesar de algunos quejigos que parecen quemados por las heladas tardías y las flores chiquitas e incluso las raras se muestran en sorprendente abundancia para lo que esperaba. Orquídeas presentes y futuras, con y sin flor, rhamnus, espinos blancos repletos de bolitas de flor, talictrum tuberosum y otras “hierbas” nos dan la mano y nosotros respondemos que encantados no por educación sino de verdad. ¿Por qué si no íbamos a haber salido a esta sopa fría en tres dimensiones?

La fuente rebosa contenta de este año de lluvia y nos da la bienvenida desde su casa con puertecita de madera pintada en color verde. Antes, subiendo por una ladera del pequeño valle el tesoro que guardaba la cabeza y memoria de David se ha mostrado. Justino también ha seguido su rastro y descubierto la delicada flor.

¿Y qué más decir podría sin temor a cansaros? Solo quisiera agradecer el ambiente cálido y la generosidad compartiendo conocimiento bajo la lluvia, generosa a su vez, de esta primavera. Con el ojo de la mente imagino un vapor de camaradería surgiendo etéreo de los arberos al caer sobre ellos el agüita.

Un gusto, un placer, una delicia…