ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN

DEL BOSQUE AUTÓCTONO EN VALLADOLID

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MARTES de 19:30 a 21:30 h. en el vivero:

Facultad de Medicina, entrada por c/ Real de Burgos s/n (frente a la residencia Alfonso VIII)

lunes, 23 de noviembre de 2020

Qué es un bosque


Un bosque es un ecosistema natural complejo, dominado por especies arbóreas autóctonas locales y su vegetación acompañante, animales, hongos y microorganismos del suelo. Todos estos elementos establecen un conjunto de interrelaciones que perduran en el tiempo, autoabasteciéndose sin necesidad de la intervención del ser humano. No es, por tanto, un cultivo ni un conjunto de árboles uniformes y de idéntica edad.

Funciones que cumple el bosque

La ecofisiología o ecología forestal es la ciencia que estudia uno de los ecosistemas más desconocidos hasta el momento: el bosque. Esta ciencia debe de dar respuesta a la circulación de los nutrientes, la regulación de la hidrología, los ciclos de los elementos (oxígeno, nitrógeno, carbono, calcio, etc.), la formación de suelo, el proceso fotosintético, la biomasa, la evapotranspiración y un sin fin de procesos que en ellos se producen. 

Son muchas las funciones que cumplen los bosques, y los beneficios que nos aportan, pero es sin ninguna duda su propia existencia la más importante de todas.

Regulan el ciclo del agua.- Las masas boscosas retienen el agua de lluvia, facilitan una lenta infiltración en el suelo, permiten que se recarguen los acuíferos, evitan la erosión al reducir la velocidad del agua.

Las hojas interceptan entre el 15 y 30 por ciento del agua de lluvia y un 15 por ciento más lo hace el tronco y el ramaje, evitando que esta golpee directamente en el suelo.

Evitan la erosión y crean suelo.- Reteniendo la tierra con su entramado de raíces, además la caída de materia vegetal y su descomposición y mineralización va formando un suelo fértil.

Productores de oxígeno.- Siempre se ha dicho y seguimos manteniendo que los bosques y montes son los pulmones verdes de la tierra. La función clorofílica, entre otras funciones, consiste en tomar del aire el CO2 existente y desprender oxígeno.

Un bosque genera entre dos y tres veces más oxígeno que cualquier otro tipo de cultivo de igual superficie. Una hectárea de frondosas genera entre 10 y 20 toneladas de oxígeno al año.

Fijadores de dióxido de carbono.- La absorción del dióxido de carbono y la fijación que hacen de él los bosques, es primordial, más en estos momentos en el que el hombre ha aumentado sus emisiones contaminantes a la atmósfera.

Influencia en el clima.- En las zonas continentales más del 50% de la humedad del aire está ocasionada por el agua bombeada por las raíces y transpirada por las hojas de la vegetación. Cuando se talan los bosques el clima se hace más seco. Un bosque es capaz de mantener sus propias condiciones climáticas y producir un atemperamiento del clima en una amplia zona.

Reservas de un gran número de especies.- Los bosques ofrecen multitud de hábitats distintos, por lo que en ellos se puede encontrar una gran variedad de especies animales y vegetales. Siendo por lo tanto reservas de diversidad.

Acción depuradora.- Distintos contaminantes de la atmósfera y las aguas son retenidos y filtrados por los seres vivos del bosque.

Valor paisajístico.- Los bosques rompen la uniformidad y monotonía del espacio en el que se asientan, proporcionando un oasis visual de alta calidad. Además de estimular nuestros pensamientos, dándonos paz y sosiego, nos sirven de ocio y descanso.

Ilustración original de Txomin para el Manual básico para reforestar con plantas autóctonas editado por ARBA-Va.


Los cultivos forestales y los pinares de repoblación

Un cultivo forestal es una plantación de especies vegetales de interés comercial, alineadas, de la misma edad y por regla general alóctonas de la zona ya que se encuentran fuera de su área geográfica natural. Las especies más utilizadas históricamente, han sido pinos, eucaliptos y variedades de chopos. Su impacto negativo sobre el medio natural es muy notable. En numerosas actuaciones, la plantación de cultivos forestales va precedida por la eliminación de la vegetación natural del lugar. Salvo excepciones de gestión forestal sostenible donde el método de explotación del arbolado es compatible con el matenimiento de la diversidad y la estructura de la vegetación, los cultivos forestales suelen conllevar un conjunto de actuaciones silvícolas que producen un impacto medioambiental grande. El caso más extremo es la extracción de madera a matarrasa en turnos breves de corta (15-20 años).

Las choperas cultivadas son los cultivos forestales más característicos de nuestra región. Los chopos utilizados son clones resultantes de variedades híbridas especialmente seleccionadas por su rápido crecimiento (natural de la especie) y sus fustes rectos y limpios. Cuando llegan a su crecimiento óptimo se cortan a matarrasa para su posterior procesado. (Imagen: CiudadCiencia)


Los pinares de repoblación son el resultado de plantaciones con objetivos protectores (frente a la erosión fundamentalmente) que se llevaron a cabo en la segunda mitad del siglo XX. Estas repoblaciones se hicieron con la plantación monoespecífica de pino carrasco (Pinus halepensis) muy juntos unos de otros. Esto ha dado lugar a pinares densos y monótonos, con el pino como único protagonista, con una gran competencia por el agua, la luz y los nutrientes, teniendo en muchas ocasiones pinos débiles y enfermos, muy vulnerables al sufrir plagas, que son especialmente virulentas en épocas de sequía que llevan a la muerte a muchos de ellos. La falta de diversidad vegetal en estos pinares tiene como consecuencia la falta de diversidad de fauna, la no disponibilidad de alimento y de cobijo hace que la variedad de fauna sea muy limitada. Además la alta combustión de la madera de pino, junto a sus piñas y a sus hojas secas que llenan el suelo hace que el riesgo de propagación de incendio sea realmente alto y preocupante.

Interior de un pinar de repoblación con Pinus halepensis en la cuesta de un cerro (Renedo de Esgueva, Valladolid). Se aprecian los pinos alineados en el sentido de la pendiente, separados unos dos metros entre ellos en la línea. Solo tienen hojas vivas en el último tercio de su altura, todo lo demás son ramas secas. La alta densidad de plantación impide el crecimeinto adecuado de los árboles y el desarrollo del sotobosque.


 

Un ejemplo de repoblación inadecuada con Pinus halepensis (Soto de Cerrato, Palencia). La elevada pendiente de la cuesta y el material yesoso son inadecuados para la implantación de especies forestales. En este caso se realizó el aterrazado de la cuesta con maquinaria pesada para crear bancales donde plantar los pinos.


 

Creemos que la formación de nuevas masas forestales y la gestión de las existentes deben de regirse por estos principios:

Proteger, mantener y potenciar los montes existentes. En estos las tareas selvícolas deben ir dirigidas a la eliminación de especies exóticas, alóctonas de la zona y a la restauración de otros impactos ambientales, permitiendo la recuperación posterior de la vegetación por si misma.

Naturalizar las repoblaciones de pinos realizadas en el pasado con objetivos protectores (no productores). La gestión debería ir dirigida al saneamiento de los pinares para favorecer el establecimiento de especies autóctonas; se debe recuperar la vegetación autóctona allí donde haya desaparecido mediante plantaciones para incrementar la diversidad del monte y generar masas mejor preparadas frente a los incendios y las alteraciones climáticas.

3º Las nuevas plantaciones deben hacerse con especies autóctonas propias del lugar. Introducir otras especies no diversifica ni enriquece el monte, todo lo contrario, va en detrimento de las especies, tanto animales como vegetales, que después de miles de años de adaptación ven como su hábitat se degrada y desaparece.

Es importante prestar especial atención a los ecosistemas naturales y respetar aquellos que no constituyen bosques pero son representativos de comunidades y asociaciones vegetales autóctonas y ecológicamente relevantes: estepas, pastizales mediterráneos, saladares, maquias, garrigas, etc. Sobre todo aquellos definidos en la Red Natura 2000 y los que ya están protegidos como Lugares de Interés Comunitario (LIC) o Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). No todo terreno es apto para plantar árboles.

La sociedad necesita de la industria de la madera y del papel y esta demanda debe ser cubierta con plantaciones forestales (cultivos), y estos se pueden realizar en tierras agrícolas abandonadas, evitando que se destruya más hectáreas de bosque y permitiendo a estos su recuperación y extensión, así como que estos alcancen su estadio de desarrollo ideal.




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