El bosque funciona como una gran esponja, capaz de recoger la precipitación lentamente y liberarla mediante una evotranspiración aún más ralentizada. Esto hace que los bosques tengan gran importancia dentro del ciclo del agua.
Los bosques son los gestores del agua, si conservamos los bosques naturales, conservaremos los manantiales y fuentes; si los destruimos o sustituimos por plantaciones madereras, las fuentes poco a poco disminuirán su caudal y se secarán
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