La tarde cede su testigo a la noche, la Luna y las estrellas
en el cielo mientras en el exterior hacemos mezcla juntando en proporción
determinada mantillo, turba y arena añadiendo al final NPK un granulado abono
de liberación lenta que contiene el nitrógeno, fósforo y potasio esenciales
para las plantas de alvéolos y bríks.
En ese momento de luz incierta aparecen una chica y un chico
preguntando por ARBA qué es, qué hace, cómo, cuando… El tiempo de entrar al
local para coger una paletita con la que comenzar el desmenuzado de la turba
les sirve para desaparecer, fantasmas de la tarde.
Seguimos con el trajín arbero, dentro del local repicando
alvéolos y fuera con la hormigonera naranja para mezclar sustrato, no para
ladrillo. Transcurren los minutos y las horas ven llegar a más arberos que
acaban abarrotando el gran pequeño cuarto estrecho y alargado. Dentro de él la
mezcla es traspasada desde la cubeta con ruedas a briks y macetas en la zona de
la mesa y luego en el otro extremo se forma un grupo que mezcla y amasa bolitas
de nendo-dango con vistas a la próxima plantación en Tierra de Campos en
concreto en Fontihoyuelo.
El ritmo de repicado a briks es tal que me veo haciendo
viajes con cajas de las que suelen contener fruta trasladando a aquellos y a
macetas con cotoneaster y encinas al exterior para dejarlos en compañía del
resto de los habitantes silenciosos del vivero. Y a cada vez que vuelvo una
nueva caja está casi repleta para sacar y hay que hacerlo de inmediato para
caber dentro. De hecho somos tantos en el exiguo local que el movimiento se ve
entorpecido pero no así la actividad acelerada por la profusión de manos.
La chica y el chico han vuelto y colaboran en la migración
de plántulas embutidos alrededor de la mesa de mármol. Nuevamente abandonan la
reunión obligados por otro compromiso y a su regreso muchos arberos han
emigrado incomprensiblemente ajenos a la atracción gravitatoria del banquete
que se avecina con torta del Casar, un brazo de gitano con Mouse de chocolate o
una empanada que emocionan solo de verlos.
Una vez más hay que dar la razón a Adolfo: todo termina con trabajo de
mandíbulas.
En medio de comentarios arberos y de noticias del ámbito
ecológico referidas a captaciones de gas en lo que llaman fractura hidrológica
o algo así a las que cuesta dar crédito por su estupidez esférica (lo mires por
donde lo mires, parece estúpido) él y ella no acaban de creerse el desfile de
esas joyas gastronómicas y a juzgar por la expresión de asombro en el rostro
femenino también se maravilla justo antes de la despedida de haber llegado a un
oasis en el que las manos simplemente están abiertas y dan sin curvarse como
garras sobre cualquier elemento, material o no, en provecho propio.
Esa expresión de asombro maravillado e incredulidad resulta
inspiradora; desmintiendo al clásico, siempre hay algo nuevo en ARBA. El
presidente de ésta, nuestra asociación, juzga con acierto total cuando afirma
que el vivero –que curioso-- nos aporta vida quizá, pienso yo, en justa
retribución.
2 comentarios:
Gracias por acordarte de mi. Deduzcoque no os faltan manos y nuevos brotes que compartan viandasy laboreo. A lo mejor coincidimos en Hontoria.
Espero que sí. Permanece atento al Txirpi apartado la semana que viene. Gracias a ti por la lectura!!
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