ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN

DEL BOSQUE AUTÓCTONO EN VALLADOLID

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viernes, 18 de febrero de 2011

Plantación chez Nines

La tierra insustancial y arenosa pone lecho a este pinar de Villanueva de Duero donde plantamos hoy domingo 13 de febrero de 2011. La tierra húmeda con las lluvias de esta época invernal se trabaja muy bien hasta cierta profundidad. A partir de ahí ya no traspasa el agua y se endurece, seca y llena de cantos que entorpecen la azada o el palín. En la extendida calva de pinos donde nos dispersamos crecen sin prisa las encinas de años anteriores y las que han surgido espontáneamente a partir de bellota de matas agazapadas entre las coníferas esperando con paciencia su momento. Es la Encomienda de las micorrizas de JoseLuis cuya inquieta mente e intrépido corazón no cesan de maquinar nuevas maneras de aportar ciudadanos para mamá Naturaleza.

El terreno se ha usado hace tiempo como basurero y todavía se encuentran restos reconocibles de calzado, botellas y cualquier desperdicio pasado aunque quizá no agotado su ciclo de uso. La labor es pues encomiable, se trata de ennoblecer una zona rodeada de pinos y minada de basuras.

Nines nos recibe agradecida con su acogedora sonrisa cerca de la plaza del pueblo. También esperan dentro de los coches o a la intemperie niños y lugareños que se toman en serio la convocatoria y anteponen la labor al descanso en un día envuelto en la luz apagada que filtra perezosamente la completa cobertura de nubes.

Llegamos coche a coche, una llovizna de arberos y aun se espera a más. En el lugar indicado JoseLuis reparte explicaciones del cómo rodeado por una audiencia de unas cuarenta personas. Efrén, Soraya y más peña del Nendo Dango así como otras tribus que tratan de llevar una vida lo más natural o vinculada a la Naturaleza posible llegan mientras estamos arrancando a cavar. Y tiene mérito, hay algunos que se han desplazado desde lejos no solo para estar sino para colaborar. Por ello es una pena que hayamos traído tan poca planta, menos de 100 encinas y quejigos acompañados de dos cajas llenas de briks con rosal y jazmín silvestres. Aunque por otra parte, no queda mucho espacio para encinar. El toque final lo aportan unos palos hincados al lado de cada nueva planta indicando su situación y elevando la súplica: respétame que también estoy viva.

Los niños son quienes mejor lo pasan con su habilidad particular para socializar. Mirando desde lejos es extraño contemplar la granizada de personas que puntean la tierra y asoman su espalda al cielo. Qué hacen un domingo en vez de estar encamados o haraganeando por sus casas. Somos unas cuarenta personas y toda la planta queda trasvasada en poquito tiempo.

Después nos arremolinamos bajo unos pinos y se prepara un almuerzo campestre con el suelo cubierto de pinaza por mesa. Allí se ve una variedad desde embutido y queso pasando por aceitunas hasta paté de shiitake que sabe a setas.

El nombre del niño Ciro conduce a conversaciones cultas donde Ricardo menciona el Anábasis de Jenofonte. Parece que de alguna forma que se nos escapa todo está relacionado y pasado, presente y futuro se cruzan, ya ves, ahí mismo, un poco más allá de Valladolid justo antes de que recojamos y comience a llover.

El viento

como en tiempos de Ciro

susurra entre los árboles.

2 comentarios:

Txirpial dijo...

Anhelamos con verdadera ansiedad la sutil crónica de la última plantación. Con lo comentado y la revisión fotográfica nos hacemos una compoosición del lugar y sus plantabosques. Lo mejor como siempre los esforzados voluntarios anónimos y quienes les transmiten ese veneno por la "mama" naturaleza.

Pedro dijo...

Saludos Txirpis!!
Hay gente que no es tan anonima. Por ejemplo en esta actividad colaboraron doblando el lomo peña de BAH, bajo el asfalto está la huerta. Gracias por el comentario y abrazos desde el Sur