
Una segunda ave (llamémosle el padre) llega volando y trae ceba de tamaño mayor en el pico. La primera vez que lo veo se acerca intermitentemente cuatro veces en vuelo hasta cerca del nido y se da la vuelta sin entregar el alimento ni posarse en el agujero que es el hogar de su prole. Tras ello se posa en una rama cercana y permanece observando a la espera. La madre lanza su gruñido áspero o advertencia cada vez que se posa en la boca del nido. Cuando le encuentra cerca del agujero, se encara con él sin mucho ímpetu y lo aleja.
Por fin, al quinto intento, el padre les suministra el bicho a las crías. Después de este ritual que si sí, que si no, vuelve con otro insecto grande en el pico y lo da a sus pollos sin más.
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