ASOCIACIÓN PARA
DEL BOSQUE AUTÓCTONO EN VALLADOLID
MARTES de
Facultad de Medicina, entrada por c/ Real de Burgos s/n (frente a la residencia Alfonso VIII)
miércoles, 29 de junio de 2011
Corpos arboreos, árboles monumentales de Galicia
Pruden aporta este documental de Andrés Victorero sobre esos gigantes del tiempo. Disfrutad de su vista
viernes, 24 de junio de 2011
Obarenes, junio 2011

Envueltos por la noche llegamos al albergue de Quintana Martín-Galíndez. En la comarca son aficionados a largos nombres en algunos casos como este. De día el edificio parece una de esas estaciones antiguas construidas con piedra caliza. Pero por aquí no pasa ningún tren, solo líneas de alta tensión. Llegamos cuando todo el mundo está acabando de cenar. Raúl ha salido a recibirnos con la cortesía que se estilaba antaño y nos da las primeras indicaciones. No nos entretenemos mucho y aterrizamos sobre unos macarrones pigmentados de color anaranjado desprendido por trozos de chorizo.

Los txirpis han acudido en mayor número que los arbavas y en seguida destaca Adolfo y su risa estentórea. Es un placer poner los ojos encima a toda esta peña y medio saludarles en el planeo de aproximación hacia la cena. Aún no hemos acabado de deglutir y Raúl desenfunda su pistolón y lo posa encima de la mesa junto a la caja de caudales delante de nosotros una vez que el comedor ha quedado despejado y gentilmente nos aligera con firmeza del peso de los euros que ha adelantado para pagar comida y cama.

Las fuertes luces de Sol nos despiertan bien temprano, mucho antes de la hora del desayuno y los impacientes comienzan a levantarse y susurrar entre ellos en un primer momento para una vez fortalecidas las cuerdas vocales y la confianza basada en su número, elevar el volumen del runrún hasta hacer desear haber venido con un grupo de mudos a los que permanecemos en horizontal. Y a continuación, el tráfico hacia el baño y las duchas pasa a tener nivel amarillo con momentos puntuales de nivel negroEl desayuno es un guirigay potenciado por la mala acústica del comedor. No es que se pueda pedir a un comedor la de una sala de conciertos, pero algo en la disposición de paredes y techos produce una intensificación del sonido con picos cada vez que Adolfo lanza su risa potente. Es como si el sonido formara olas que cayeran encima de sí mismas y se reforzara.

Por fin nos ponemos en marcha coche tras coche en busca de la cruz del Pico Humión. En el camino encontramos belladona, heléboro y disfrutamos de las explicaciones botánicas de Pruden y entomológicas de Óscar, cada uno dominando en su campo. Ambos desarrollan su discurso sin sobresaltos, con la solvencia, seguridad y calma que da el conocimiento profundo de una materia y lo mejor, sin importarles repetir algo a los pesados que zascandileábamos alejados y no nos hemos enterado.


El descenso después de oler las pequeñas y fragantes rosas rojas de montaña refugiadas en los huecos de las rocas va a tirones como es habitual en los paseos botánicos ya que cada vez que se encuentra algo interesante, Pruden forma corrillo de excursionistas díscolos a su alrededor.

Cruzamos un portalón con un curioso y enorme cerrojo realizado con un trozo de tubería y unas soldaduras. Sin que aparezca el Fraxinus ornus o fresno de olor citado en esta zona dentro de una avellaneda embocamos el camino que lleva al pueblo donde los lugareños están en la calle y los que han llegado primero azotados por el látigo de su impaciencia y sus nervios charlan sentados

en bancos al lado del bar. Esos mismos impacientes, una vez descansados, son los que se suben antes a los coches y arrancan hacia la señorial villa de Frías, con castillo en alto y puente con puerta de piedra a su mitad quizá para franquear el paso únicamente al pagador del portazgo. Frías y sus piedras están preparadas para el turismo con aparcamientos y bares. También la huerta hace su aportación a la economía del lugar a juzgar por los invernaderos que reposan en el extrarradio extrañando a los ojos que los ven por primera vez contrastando con el aire medieval de la ciudad. La visita pausada es tardía y por ello no nos permite entrar al castillo pero sí disfrutamos del aroma de los tilos que perfuma el aire junto a él y de las vistas que ofrece esta atalaya.
En un momento dado aparecemos en una ermita cerca de Frías, situada en un desfiladero en los alrededores de Tobera, casi unida a la pared de piedra que protege sus espaldas. Un puente de piedra con joroba delante de ella está siendo restaurado. De aquí arranca un sendero-galería envuelto en vegetación y rodeado de quejigos que ascendemos hasta llegar a la misma pared de toba superando un abrigo de roca donde en caso de tormenta tal vez se refugiaran nuestros antepasados. La ermita no es espectacular y unos cerezos repletos de frutos junto a la carretera se convierten en las estrellas del momento.

La tarde entrega muy lentamente el testigo a su hermana más morena y dado que hay que llegar a cenar a hora temprana iniciamos el regreso hacia el albergue y llegamos con tiempo para la ducha de algunos, el zumbido y el remoloneo general y la puesta en horizontal de unos pocos.
La cena es frugal para compensar el desgaste del día: una ensaladita y unos sanjacobos que de santos tienen poco y de queso menos. Y de postre una manzana golpea en la boca del estómago destruyendo la ilusión de algo contundente que acabe con el hambre. Pero también hay cerezas del pueblo de la jefa del alojamiento, algo es algo.

Un rato después Espe y la Pequeña Ana que han estado jugando en el exterior del albergue a la peonza y se han quedado dormidas viendo programas de la televisión-nana en el salón suben las escaleras y se incorporan a sus literas. A Ana le corresponde la de arriba y esta noche cuento menos vueltas que la noche de ayer. Está rendida de la jornada pero tanto ella como su hermana Inés no han pronunciado una sola queja de cansancio a lo largo del día.
Por fin, como previsto, las mesnadas txirpi-arberas regresan con fragor al principio, descendiendo después, siendo sustituido con brevedad increíble por los ronquidos de otra noche de sonidos compartidos. Se nota el sábado y que este pueblo es grandecito y atrae a los amantes de la vida nocturna embutidos en un número mayor de coches que la noche del viernes.
La alborada penetra por las ventanas cuando se oyen rumores de alguien que desea ser silencioso para no despertar a los durmientes: Óscar sale a “cazar” fotos de flores en el ultravioleta.


Ayer hacía fresquito e incluso frío a la sombra o con el Sol tras las nubes, hoy la atmósfera está completamente en calma, no hay un soplo de viento y el cielo despejado hace prever que el calor apretará y vamos a sudar más que Bud Spencer en el Sahara. Así que el grupo saca los frascos de crema solar y empieza a aplicarla. Pitos me embadurna gentilmente con el potingue solar por suerte para mí ya que no quiero quemarme la cara como ayer. La jefa del albergue hace una foto de la pandilla en el exterior como grupo inaugural de las instalaciones; colgaremos dentro de un marco, quizá?
En un salto los coches, la panadería del pueblo y la carretera que conduce a Montejo de San Miguel reciben la impronta grupal. Aquí se aparca donde es posible, el pueblo es pequeño y pacíficamente lo invadimos bastante. La iglesia está abierta pero nosotros caminamos hacia nuestro propio santuario siguiendo un itinerario botánico salpicado aquí y allá con cartelitos que nombran a pie de especie a esos convecinos con raíces.



La buena de Ana nos da indicaciones a través del walki talki para que vayamos por el camino correcto y si queremos ver las carboneras bajar por el camino así indicado y luego dar media vuelta para volver al pueblo tomando el otro camino.



Ese calor nos descalza para sentir el placer de apoyar la planta del pie sobre la hierba fresca. Me tiendo sobre el césped y Paz de motu proprio me masajea el cuero cabelludo con presiones diferentes resultando en una relajación que por poco me deja dormido. Al levantarme, Dori me ve poco atento y se sube a caballito. La despedida nos separa no sin que le estampe besos extra a Kepa que me mira entre receloso y ligeramente alarmado. No te preocupes Kepa, sigo siendo el mismo que el año pasado puso a enfrescar la bota nueva de vino de Espe en un arroyuelo cuando paramos a comer en la salida a las hoces del Ebro. Aunque los Txirpis se van pa’ Bilbo y la distancia pronto nos separa seguimos unidos en el deseo de frescura y ellos pararán en la piscina fluvial de Pedrosa de Tobalina y nosotros haremos lo propio en Tobera donde admiramos las cascadas

Lejísimos, a más de 20 millones de años luz, en la galaxia Messier 51 la supernova SN 2011dh, una estrella que ha estallado, aumenta de brillo sin que seamos conscientes de ello. El universo es muy grande, pero las salidas de Arba y los Txirpiales también, eh?
Agradecimiento a Óscar Aguado por sus magníficas fotografías
Indice de fotografías:
· Campos de Frias al atardecer
· Melanargia lachesis libando en Scabiosa
· Lysandra bellagus libando en Lotus sp.
· Campanula hispanica polinizada por Andrena sp.
· Catananche coerulea, flor y capullo
· Lathyrus odoratus
· Txirpis y arbaveros en el monte Humión
· Reposando en Sta. Mª de Cubilla
· Echium vulgare con Maculinea arion macho libando el néctar
· Marys Poppins en el Humión
· Catananche coerulea en el visible
· La misma flor en el ultravioleta, tal como la vería una abeja
· Catananche coerulea y díptero polinizador
· Ceramius sp. libando
· Halictus sp. polinizando Erodium gaucoides
· Semillas de Lunaria sp.
· Lino blanco
· Arberos en monte Humión
· Una cascada de Tobera
miércoles, 22 de junio de 2011
martes, 21 de junio de 2011
Blog recomendado
En la última salida de los Txirpiales y Arbavas contamos con la presencia de lujo del investigador Óscar Aguado especialista en lepidópteros que se desplaza por los campos y montes con frecuencia retratando flores e invertebrados.
Ultimamente hace hincapié en la fotografía ultravioleta para permitir que veamos como lo haría un insecto. Echad un vistazo a su web colorida y magnífica, es un gozo para la vista:
http://www.lepidopteros.com/
Ultimamente hace hincapié en la fotografía ultravioleta para permitir que veamos como lo haría un insecto. Echad un vistazo a su web colorida y magnífica, es un gozo para la vista:
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