ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN

DEL BOSQUE AUTÓCTONO EN VALLADOLID

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MARTES de 19:30 a 21:30 h. en el vivero:

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jueves, 26 de noviembre de 2009

Plantación en el cerro de Fuente el Sol.

Organizada por 15 colectivos ciudadanos de Valladolid.

Han acudido aproximadamente 224 personas de ellas un buen numero eran niñas y niños.

En total se han plantado 374 ejemplares de arbustos y arboles, planta forestal procedente del vivero educativo de ARBA Valladolid al igual que los azadones y palas empleados.
El numero de especies plantadas han sido 14 estepas, 32 endrinos, 42 rosales silvestres, 54 almendros, 56 quejigos y 176 encinas.
Todas las plantas quedaron protegidas con tubos microperforados aportados por el Servicio de Parques y Jardines.

A las 10:30 un grupo numeroso de participantes salió desde la pasarela del Canal hacia el cerro, uniendose a ellos otros grupos amenizados por dos dulzaineros, caja y bombo. La plantación duró practicamente dos horas.

Al termino de la actividad varias personas del Consejo social de La Victoria-Overuela repartieron pastas y dulces a los participantes.
Los niños y niñas que acudieron al acto recibieron como regalo de ARBA Valaldolid una adaptación del cuento de Jean Giono "El Hombre que plantó árboles y creció felicidad".


¿Que paso el domingo en Fuente el Solete?


CRÓNICA DE PEDRO MORALA


Esta vez no hubo forma de escaparse. Raúl nos había dado instrucciones: coged la planta y esto y aquello y que no se os olviden los chalecos. Unos chalecos de alta visibilidad como los que están obligados a llevar en el coche todos los conductores pero con el bonito detalle de la imagen arborea de ARBA Valladolid elegantemente bordado.

Cuando llegamos al lugar de la plantación, una ladera del cerro Fuente El Sol en la misma ciudad de Valladolid, el propio Raúl sosteniendo la vara de mando con una mano y lanzando estos chalecos a los arberos como un experimentado campeón de Frisbee con la otra nos conminó a embutirnos en ellos para que se nos distinguiera bien. Y vaya si fueron eficaces. Una vez que te acostumbras a ellos no te das cuenta de que lo llevas puesto y te preguntas por qué la gente acude a ti a resolver dudas, pedirte consejo y saber como se hace esto y aquello.
Bastaba con moverse hacia arriba o abajo de la ladera para que alguien te abordara acudiendo al mágico reclamo del amarillo fosforito: dónde hay planta; oye, perdona, mira si esto va bien plantado así; y los rosales? etc.
Incluso David me ha contado lo que le han contado de una mujer que estaba "agrediendo" sin ser consciente de ello a un almendro removiendo su protetor. Al ser recriminada su respuesta fue no te hago caso porque no eres de ARBA. Y continuó con su pugna contra el pobre almendro.
Está claro: cuando haya que ir al banco o tratar con la autoridad, ponte el chaleco que así te hacen caso, te ven investido de autoridad. El poder del símbolo funciona.

Más de 220 personas en la cuenta de Raúl acudieron a la cita, incluido un grupo de dulzaineros con caja y bombo que amenizaron con sus tonadas la mañana ventosa. Sí, el viento frío también nos acompañó aunque esta vez no sopló tanto como en anteriores plantaciones.

El ambiente es festivo y la gente llega animada en oleadas, impulsada por la punzante música de los invisibles dulzaineros que suben tocando por el camino culebreante y a quienes oimos antes de ver. Unos pocos de arberos encabezados por el ubicuo Raúl bajamos a recibir a los grupos que ascienden por la ladera. La meritoria labor solitaria de contactos de Raúl ha sido muy fructífera y su trabajo ha resultado en la llegada de mucho personal deseando alegrar de verde las laderas de su ciudad. Más tarde, una mujer que trae su propia azada en previsión de la escasez de herramienta señala el éxito de convocatoria logrado. No ha sido espontáneo, sino muy currado pienso para mí.

Con el primer grupo llega Isabel, que esperaba en la pasarela sobre el canal para conducir a la gente a la zona que se va a llenar de planta.

Hay reencuentros agradables con las "exiliadas" de ARBA, según propias palabras: Marina, Guada y Lupe ;O) aparecen dentro de abrigos de lindo color azul claro para dar generosamente su tiempo de descanso. También se acercan en bicicleta la pareja Julie y José Luis que no veíamos desde hace mucho tiempo y Alfonso en cabeza del pelotón.
A partir de ahí las ruedas de la plantación comienzan a girar:
Pruden reparte explicaciones con un cepellón en la mano, Esteban y José Luis suben y bajan orientando a la gente y nos extendemos por un terreno tan amplio que la concurrencia no parece tan numerosa como es.

Los arberos son muchos: Fede, Juan, David, Ricardo y compañía. Ricardo, Julie y José Luis adoptan un borde superior de ladera en el que asoman conglomerados y le "inyectan" unas pocas jaras además de otras especies.

Hoy no nos acompañan Txomin que también sufrió en Villalán ni Bea o Jandro a quien os puedo asegurar que le ha crecido el pelo y que se les echa de menos.

Del vivero se han traído almendros, quejigos, encinas, rosales silvestres y endrinos para acompañar a lo que ya ha arraigado dentro de los protectores "pata negra", tubos microperforados proporcionados por el Servicio de Parques y Jadines del Ayto. para que los numerosos dientes largos no utilicen las plantas como menú y despensa.
El Consejo Social del barrio de La Victoria, una de las 15 organizaciones convocantes junto a ARBA también trae lo suyo, pero de la panadería: cajas enteras de pastas que son bienvenidas después del esfuerzo si has conseguido retener suficiente saliva, claro.

La buena disposición de los que se acercan queda manifiesta de diversas formas. Aquí, alguien escribe su nombre en el protector de lo que acaba de plantar. Allí, una señora saca una foto a su niña al lado del protector recien instalado. Otra persona me pide que pose junto a su hija de unos ocho años, agradecida por las indicaciones recibidas. Pese a mi reticencia, no le quiero hacer un feo y accedo pero el resultado no es nada convincente: estoy tapando la cara de su retoño. La típica foto que va al cubo de la basura sin problemas.

En el otro extremo, parpadeo desconcertado ante la persona que ha plantado un árbol (¡1!) y se va diciendo: ya he plantado mi árbol. Supongo que cada uno se exprime en el campo que escoge.

Raúl, siguiendo su costumbre y la de las apariciones marianas ha estado a la vez en todas partes y cuando todas las plantas ya tienen sus raíces bajo tierra, persiste regalando a todos los niños que ve una adaptación del precioso cuentito de Jean Giono titulada "El hombre que plantó árboles y creció felicidad".

Los asistentes se sorprenden de que el trabajo esté hecho tan pronto. Dos horas y más de doscientas personas son los "culpables". Remolonean antes de irse, esperando no se sabe qué. Me viene la imagen de cuando incapaces de despedirnos, nos resistimos a partir.
El encuentro ha sido, por tanto, agradable para ellos. Los niños se han visto en la situación de plantar, muchos por primera vez, a juzgar por su corta edad.
Un niño plantando, toda una alegoría de la vida posible y del futuro. Se oyen conversaciones que oprimen un poco la fibra sensible: espero ver esto crecido en unos años. Si se cuida así será. A ver si lo riega el Ayuntamiento. Una sensación de aprecio y satisfacción por la labor realizada parece flotar en el ambiente de la tarde. El dulce reconocimiento llega en estos momentos, sin ser expresado en palabras. Las miradas de algunos asistentes brindan un aplauso silencioso a esos personajes embutidos en un chaleco que hace bizquear a la luz del Sol.

Abandonamos el lugar ahora tras la recogida de los bártulos arberos que Esteban y otros han realizado en un suspiro. La ladera parece un cementerio de protectores verde pálido. Yo también espero que la vegetación se abra paso y el verde cambie de tono a uno mucho más alegre y vivo.

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Fotos Plantación Fuente el sol

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