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Ulmus minor en el pueblo de Guadarrama en 2011. Foto: David Arribas.
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El género Ulmus cuenta en la península ibérica con tres especies autóctonas Ulmus minor, U. glabra, U. laevis y una exótica, U. pumila,
con un moderado grado de asilvestramiento. Son árboles caducifolios que
alcanzan entre los 15 y 20 metros de altura y que, según especies o
individuos, pueden llegar a los 2 metros de diámetro.
El olmo negrillo (Ulmus minor)
es el más común. De los tres autóctonos es el que alcanza las mayores
alturas y los fustes más gruesos. Es una especie hidrófila que puede habitar en diferentes localizaciones siempre que el suelo mantenga la necesaria humedad durante el periodo estival o las temporadas de sequía en el suelo sean breves. Presenta una relativa tolerancia a los fríos invernales y a las altas temperaturas estivales, en un orden semejante a las que soporta la encina. Es propia de las vegas y márgenes de cauces donde ocupaba la banda exterior de los bosques de ribera, la de transición a la vegetación climatófila más seca.
Sus terrenos naturales, especialmente
las vegas, fueron progresivamente transformados para el cultivo agrícola
desde el comienzo del Neolítico. La magnitud de la transformación de su
hábitat natural fue tal que han quedado pocos restos naturales. En la
actualidad donde más abunda es en las cuencas del Duero, Tajo, cabecera
de la cuenca del Guadiana, Guadalquivir, Ebro y las restantes grandes
cuencas mediterráneas.
Su madera se ha empleado para la producción
de diversas piezas (ejes de carros, utensilios de cocina, construcción
naval, etc.), como tutor de vides, como productor de ramón para el
ganado y con fines ornamentales.
Hoy
la presencia de olmos negrillos adultos es escasa y solo los
encontramos como grupos de renuevos parcialmente resecos debido a la
pandemia de grafiosis que acabó a partir de los años 70 con la inmensa
mayoría de olmedas de la península, Europa y Norteamérica.
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Rebrotes
de olmo secos por el ataque de la enfermedad. Un detalle que permite confirmar la muerte por grafiosis es que las puntas de las ramas secas se curvan hacia el interior de la copa, dándole un aspecto de pincel. Ribera del río
Pisuerga a su paso por Valladolid.
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La grafiosis
La
grafiosis del olmo es una pandemia que llegó a la península a mediados
de la década de los años 30 (aunque hay evidencias de pandemias previas
al siglo XX), y cuyo patógeno responsable es el hongo vascular Ophiostoma ulmi.
La enfermedad fue reconocida por primera vez en España hacia el año
1932 por el patólogo forestal Benito Martínez. Esta primera pandemia de O. ulmi
causó una pérdida estimada entre el 10 y 40 % de los olmos, provocando
la selección natural de individuos resistentes. A este hongo se le
conoce como especie no agresiva de la grafiosis. A principios de los 70 sobrevino una nueva especie de mayor virulencia denominada Ophiostoma novo-ulmi.
A esta nueva especie causante de la segunda pandemia y que provocó la
práctica desaparición de los olmos adultos en toda España, se le conoce
como especie agresiva.
Ambas especies bloquean el
movimiento de la savia por los vasos del árbol, lo que provoca un fuerte
marchitamiento foliar, su defoliación, y la muerte posterior. La mayor diferencia entre la especie no agresiva y la agresiva es que esta última produce una sustancia que es tóxica para el árbol (CU o ceratoulmina). Con el ataque del hongo no agresivo al árbol le daba tiempo a la sectorización del tronco, es decir a la tabicación longitudinal del tejido conductor aislando la parte invadida del resto sano, teniendo como consecuendia la pérdida de ramas o partes de la copa pero no muriendo el árbol. Sin embargo la sustancia tóxica de la especie agresiva envenena al árbol antes de que tenga tiempo de sectorizar y la consecuencia es una muerte bastante rápida.
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Fotografía realizada mediante
un microscopio electrónico de barrido mostrando hifas del hongo
patógeno de la grafiosis (Ophiostoma novo-ulmi)
colonizando
un elemento
vascular de la madera temprana de un olmo. Durante el proceso de
colonización del xilema, el hongo causa la cavitación de los elementos
conductores, ocasionando un déficit hídrico al árbol. Foto: Luis García
Esteban. (Fuente: Página web del Proyecto Life+ Olmos Vivos, https://www.olmosvivos.es/la-enfermedad/el-hongo/)
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La transmisión de la grafiosis se produce fundamentalmente por el transporte de trozas infectadas
(así es como seguramente la enfermedad llegó a Europa desde Asia, a
América desde Europa y de vuelta a Europa desde América en la variante
más agresiva) y el vuelo de coleópteros pertenecientes a la familia de los escolítidos.
La enfermedad la transmiten fundamentalmente tres especies de escolítidos (Scolytus multistriatus, S. scolytus y S. kirschii)
de las siete presentes en la península ibérica, que portan consigo las
esporas de los hongos y las introducen en el árbol durante su puesta y
alimentación.
Los escolítidos, también conocidos como barrenillos
de los olmos, siempre coexistieron en equilibrio con los olmos. La
aparición del hongo estableció una nueva combinación insecto-patógeno
que, junto con la acción globalizadora del hombre, ha supuesto la
extensión de la enfermedad por todo el planeta.
Los
escolítidos colonizan el floema (tejido conductor por donde circulan
los nutrientes) de olmos normalmente debilitados, invernando como larvas
en sus galerías. En primavera, se transforman en adultos que salen al
exterior. Si el olmo estaba infectado por la grafiosis, esos insectos
serán portadores en su cuerpo de las esporas del patógeno, ya que el hongo fructifica en el interior de las galerías que hacen los barrenillos. Los insectos
adultos buscan árboles apropiados para su reproducción, deteniéndose en
las copas de los olmos sanos para alimentarse. De esta manera, a través
de las heridas de alimentación que producen, las esporas encuentran un
lugar donde germinar y crecer hacia el sistema vascular del árbol. Al
expandirse por el xilema (tejido conductor por donde circulan agua y
minerales disueltos) del árbol, produce la embolia de los conductos.
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S. scolytus realizando una mordedura de alimentación en la
horcadura de una ramilla. (Foto: J. Pajares). (Fuente: “Los olmos
ibéricos. Conservación y mejora frente a la grafiosis”).
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Al
infectarse olmos sanos mediante las mordeduras de alimentación de los
escolítidos portadores de las esporas del hongo, la enfermedad se
extiende por el olmo, debilitándolo. Los olmos débiles por estar
enfermos o en fase de senescencia son el lugar elegido por los
escolítidos para reproducirse. Para ello realizan galerías
longitudinales a lo largo del floema donde realizan las puestas de los
huevos. Las larvas, al emerger, se alimentan de las células del floema
avanzando perpendicularmente a partir de la galería inicial,
estableciendo el característico patrón “gráfico” que dio nombre en
origen a la enfermedad. Al transformarse las larvas en adultos y emerger
estos en primavera, inician de nuevo el ciclo de la enfermedad si el
olmo está infectado con el hongo.
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Galería materna de S.
kirschii. (Foto: J. Pajares). (Fuente: “Los olmos ibéricos.
Conservación y mejora frente a la grafiosis”).
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La
dependencia de los escolítidos de olmos viejos y debilitados para su
reproducción limitaba su número, al ser estos olmos débiles
relativamente escasos y dispersos antes de la aparición de la
enfermedad. Con la aparición de la enfermedad el número de olmos
debilitados fue en aumento y por tanto las posibilidades de reproducción
de los escolítidos también, lo que produjo una explosión de su
población. Por esta razón la enfermedad se expandió de forma tan rápida y
devastadora para las olmedas de la península ibérica y del norte de América.
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Ciclo de infección de la grafiosis. (Fuente: “Los olmos ibéricos.
Conservación y mejora frente a la grafiosis”. Adaptación:
ARBA-Va).
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Programa para la Conservación de los Olmos
El
programa español para estudiar y frenar la enfermedad se impulsó en
1986 desde el antiguo ICONA (hoy dentro de la Dirección General de
Desarrollo Rural y Política Forestal, del Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente) y la Escuela Técnica Superior de
Ingenieros de Montes (Universidad Politécnica de Madrid). Los primeros
pasos fueron el estudio de la enfermedad, las condiciones particulares
de la península y los agentes implicados (los olmos hospedantes, el
hongo patógeno y los escolítidos vectores).
Los estudios
evidenciaron que no se podía acabar con el hongo de manera efectiva ni
luchar contra el escolítido de forma segura, por lo que el programa
dirigió su atención al estudio de aquellos olmos que no se veían
afectados por la grafiosis.
La única vía que hasta ahora se ha
demostrado efectiva en la lucha contra la grafiosis pasa por localizar
los genotipos resistentes (aquellos olmos que se muestran resistentes o
tolerantes a la enfermedad), por lo tanto uno de los objetivos
principales del programa es conocer la diversidad de los olmos en
España. A partir de ello será posible identificar los recursos genéticos
que se deben conservar y utilizar en cruzamientos para generar nuevos
individuos resistentes y permitir la reintroducción del olmo con
garantías de éxito.
Entre los resultados del Programa español
para la Conservación de los Olmos, están el haber logrado clones
tolerantes a la grafiosis a partir de olmos autóctonos resistentes de
manera natural.
El reconocimiento al logro de estos clones ha sido
su reciente inclusión en el Registro Nacional de Materiales de Base, lo
que permite que puedan ser utilizados como material forestal en la
repoblación de riberas, sotos y llanuras de encharcamiento transitorio.
Ver texto completo en: https://www.olmosvivos.es/el-proyecto/antecedentes/
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Estaquillas de olmo en un medio inerte para su enraizamiento y
posterior traslado a contenedor. Foto tomada durante la visita que
hicimos ARBA-Va al Centro Nacional de Recursos Genéticos
Forestales de Valsaín
en
mayo de 2021.
En
este centro se mantienen los 5 clones ibéricos resistentes de Ulmus
minor
de los que se obtiene el material de reproducción, además de un
banco genético de olmos procedentes de localizaciones de toda
Europa.
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Proyecto "Ulmus minor" |
Panorámica de la zona de plantación del Proyecto Ulmus minor en Aguilar de Campos.
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Dentro del proyecto "Módulos de regeneración forestal" que ARBA-Va está desarrollando en una parcela cedida por la Junta de
Castilla y León en el término de Aguilar de Campos, hemos creado el Proyecto Ulmus minor con el que pretendemos crear una isla forestal de Ulmus minor tolerantes a la grafiosis en la ubicación más adecuada dentro de la parcela experimental.
Más información: Proyecto "Ulmus minor"
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